Naturaleza

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Naturaleza

Numero 6: Hace un par de años note algo, que no he podido ignorar desde se momento. Tus ojos cambian de color según tu humor. La primera vez que lo note fue un día después de la primera ocasión en la que me perseguiste. Tus ojos eran como aguamarina, completamente felices... Sí, un día después.

La ladrona no tenía que decirlo claramente. Si ponías atención y seguro Asuka Jr. lo estaba haciendo, eso quería decir que en su vida diaria él la había visto al día siguiente. El mismo día que el alcaide le había dado la placa que le permitía el acceso a la investigación de Saint Tail.

Daiki trató de recordar, de verdad que trató de recordar a que personas había visto aquel día, pero estaba tan emocionado aquella ocasión por la oportunidad que estaban poniendo en sus manos, que no lograba recordar nada más.

El chico se tiró sobre su cama realmente enojado con nadie más que si mismo. La nota había llegado esta vez en una caja de regalo desde una tienda de arreglos locales. Una caja llena de bolas de polietileno para encontrar solo una nota al fondo. Pero ella se lo había hecho llegar no como uno de sus clásicos trucos, sino que se había tomado la molestia de hacerlo llegar desde un negocio local.

Era una forma sutil también de decir: "conozco los negocios locales, quizá eso significa que también vivo en esta ciudad".

Por supuesto que había llamado al local para preguntar por la procedencia del "regalo" pero todo lo que le habían podido explicar es que habían recibido un correo electrónico (un correo que ahora mismo estaba cancelado y que había tenido un bloqueador de IP) con la nota solo para ser impresa y con el pago en electrónico correspondiente a la tienda. Saint Tail había tenido mucho cuidado en que tampoco el pago pudiera ser rastreado.

De verdad que empezaba a sentirse simplemente estúpido. Habían llegado con esas seis notas a lo largo de seis días. La ladrona parecía casi tenerlo vigilado constantemente, porque había sabido siempre que recibiría las notas, dudaba mucho que le enviaría más de una al día y tampoco sabía cuántas le pensaba hacer llegar.

— Si de naturaleza cambiante hablamos – dijo al aire, el joven de ojos ahora color aceituna, a la ladrona en el lugar donde estuviera, al destino y a su estupidez – tu pelo parece hacer lo mismo. A veces parece caoba, otras casi bermellón y en ocasiones... en ocasiones su cabello parecía como el naranja del atardecer...

Al igual que el cabello de Meimi.

Pero Daiki se cerró en banda a ese pensamiento y su mente trató de nuevo alcanzar a recordar a las personas que había visto ese lejano día hacía más de tres años, antes de que esa última idea lo pudiera alcanzar.

Fin 7

13/10/19

12:49 a.m.


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