Abogado

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Abogados

Numero 20: Solo una persona en el mundo sabe que soy Saint Tail. Pero guardara ese secreto por mi estoy segura hasta la tumba.

— No estoy segura si esas son buenas o malas noticias – Seira cepilló un momento el cabello de Meimi detrás de su oreja.

— ¿Puede ser alguien tan ciego? Es casi como si estuviéramos en uno de eso mangas shojou donde el protagonista nunca se da cuenta de nada, aunque lo abofetee en la cara.

— Sé que no hemos hecho nada malo, pero eso no significa que no hayamos roto la ley.

— La ley es lo ultimo que me preocupa... - y no lo hacía, miró a la hermana mordiéndose un labio - vas a regañarme.

— ¿Qué hiciste?

— Contrate un abogado.

— ¿Qué?

— ¿Recuerdas hace dos meses cuando tenía que robar las escrituras de una casa? El abogado es una persona encantadora y estaba muy agradecido por lo que hice, así que solo le envíe una nota donde le pedía que averiguara mi situación.

— ¡Meimi! – Seira se asustaba de lo mucho que Meimi se exponía a veces, quizá era el mucho tiempo que tenían haciendo esto que la hacía confiada.

— Pero funciono Hermana Seira, al día siguiente solo me acerque a su oficina y al verme dejo una carpeta para mí y se fue.

— Y ¿Qué decía?

— Solo tengo dos denuncias. Una por el velo de novia que fue más bien un reclamo para la familia de Sayaka y por la bicicleta que robe de casa de aquella familia rica. Nadie más ha hecho denuncias, y que ambas solo necesitan una fianza ¿increíble no lo crees?

— Lo es – aunque en el corazón había sabido siempre que así sería, todo lo que habían hecho siempre había sido regresar las cosas a su verdadero dueño, como podía ser que alguien denunciara un acto bueno.

— El abogado me dejó escrito en el archivo, que si necesito ayuda legal él puede hacerlo gratuitamente, que solo me ponga en contacto. – por supuesto Meimi no era lo bastante tonta para contactarlo, no al menos que finalmente estuviera tras unos barrotes y le dieran el derecho a su llamada — No me atemoriza la policía, lo que me da miedo en el fondo es... como pueda juzgarme... él.

Seira tomó las manos de su amiga en señal de apoyo. Todos esos años habría jurado que estaría con ella cuando lo peor pudiera ocurrir, pero ahora que estaba a punto de irse y su amiga había tomado la loca idea de darle pistas a Daiki... no quería irse con ese miedo en su corazón.

— Daiki no me conoce en realidad. No sabe quién soy, pero quizá si lo averigua, quizá si sabe quien es la persona que está detrás del juego de cartas, no lo sé, quizá... quizá no sea tan duro en su juicio.

— Meimi...

— Desde hace mucho se que él no me ve, como yo lo veo – era tan tonto, de verdad tan tonto que después de cuatro años de este amor platónico sin esperanzas, que este aun siguiera vivo, pero no podía hacer nada por evitarlo, aun sentía que estaba enamorada – pero si al menos puede ver que no soy mala.

— Por supuesto que no eres mala.

— Si lo he mantenido todo el secreto es por que él lo quiso así desde un principio, Daiki quería ser quien me atrapara, pero... ya no hay tiempo, ya casi termina y... no quiero que... — furiosa, se limpió las mejillas mojadas.

— Asuka Jr. Lo quiso así Meimi, si no logra lo que ha querido es solo su culpa.

Meimi suspiró pesadamente mirando su regazo sus puños húmedos. Sabía eso, sabía que era solo culpa de Daiki, pero lo quería y tontamente quería hacerlo feliz. Y muy en el fondo quería que él fuera quien cerrara el caso, quería una conclusión, quería saber que pasaría cuando la gente supiera quien era ella. Quizá era vanidad, quizá se equivocaba, pero creía que al menos algunos de ellos se pondrían de su lado y quería vivir eso.

— Esta mal lo que hago Hermana Seira, ¿Debería seguir enviándole las notas?

— Fue tu promesa. Pero Meimi, ¿Puedes prometerme algo?

— ¿Qué?

— Que ese abogado pueda representarnos a las dos. Si Daiki descubre todo antes de que yo tenga que irme, me quedare contigo a enfrentar lo que venga.

— ¡No, hermana Seira! podrían sacarte del convento si saben lo que hicimos.

— Y lo sabía desde un principio, y como acabas de decir este es un secreto que llevamos juntas, no vas a dejarme sin la fama. Te imaginas los diarios, "monja criminal" los compraría todos para tenerlos de recuerdo.

Seira soltó una carcajada sincera y Meimi la siguió con una que solo era la mitad de verdadera. Seira podía decir eso, pero ella la protegería. Ella sí que tenía mucho que perder, aun así, egoístamente, estaba feliz de tener a su amiga siempre de su lado en las buenas y en las malas, la cárcel era poco por su amistad.

Fin 21

25/10/19

3:14 p.m.

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