Lycoris Radiata

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Lycoris Radiata

Numero 8: Dice una vieja leyenda china que cuando te encuentras con alguien que puede que nunca más vuelvas a ver, las higanbana, esas grandes flores rojas ¿Las conoces, verdad? crecerán a lo largo del camino que esas dos personas compartan... a veces cuando caminamos juntos, suelo mirar el camino deseando que no estén allí.

Algunas cosas nunca cambian. Fue lo primero que pensó Asuka Jr. cuando vio a la chica de pie el balcón del edificio que se suponía estaba vacío. Lo segundo fue que lucía hermosa.

— Hola.

La chica en un vestido rojo de cóctel volteó, reconociendo solo con la voz a la persona que la había encontrado en ese lugar. Un cigarrillo recién encendido colgaba de su boca y por un momento le pareció idéntico a su padre.

— Hola – respondió regresando su vista al vacío sintiendo como el olor a tabaco quemado estaba cada vez más cerca.

— ¿Necesitabas aire?

— Desesperadamente – aire y poner algo de distancia con cierto chico rubio que seguía en la sala bebiendo champaña - no me siento nada cómoda en eventos así.

— Y ¿Qué haces aquí entonces?

— Mi cita pensó que sería divertido venir.

Daiki se puso a su lado mirando a lo lejos mientras soltaba al aire una bocanada de humo, un enorme jardín de flores se extendía por todo el jardín de aquella mansión. La fiesta era una beneficencia a favor del cuerpo de policía, así que lo habían invitado a ir para contar una o dos historias divertidas de perseguir a la ladrona más famosa de todo Seika, a los peces gordos de la ciudad. Si en sus manos hubiera podido quedar la elección de ir o no ir, ciertamente no estaría allí.

— ¿Tienes citas de nuevo con la alta sociedad? – le preguntó no ignorando aquel magnate que una vez le había propuesto matrimonio.

Meimi lo miro de reojo y solo entonces Daiki vio el carmín en sus labios, brillante como una cereza, sintió su estómago dar un vuelco.

— Estoy saliendo con Charles – aclaró Meimi con cierta diversión, era después de todo también un joven detective que ahora mismo estaba en a fuerza de Japón. Al parecer tenía un tipo, se burló de sí misma - supongo que lo conoces.

Charles Michaels, no podía ser otro adivinó Asuka Jr. Un detective que había llegado en un programa de intercambio con la policía de Londres ese año.

— No tenía idea que fuera su novia – dijo antes de aspirar de nuevo algo de humo.

— No su novia, solo su cita... algunas veces. ¿Me das un poco?

Daiki no entendió bien al principio, hasta que supo que Meimi le estaba pidiendo algo de su cigarrillo, dándole una calada le dio el cigarrillo a medio quemar. La chica lo llevó a su boca y la vio aspirar, después sacar el humo con evidente incomodidad.

— ¡Dios, es asqueroso! – Se lo había pedido movida por la curiosidad, ahora sabía que nunca se encariñaría con un habito tan amargo - ¿Cómo puede gustarte algo así?

— Es casi a fuerza de costumbre, mi casa siempre olía a tabaco y supongo que termine con eso en mi sistema – sacó la tableta de chicles de nicotina que habían llegado con la nota siete y se los mostró – sin en cambio, estoy peleando con ello.

Meimi giró de nuevo para ver el jardín a sus pies a unos cuantos metros, volvió a aspirar el cigarrillo, solo por la necedad de no regresárselo al joven detective, seguía siendo horrible, pero como había dicho era a algo a lo que te podías acostumbrar. Pocas cosas en el mundo son a las que no te puedes acostumbrar en realidad.

— Es... Charles es un gran chico.

— Sí, eso me han dicho – respondió Daiki - no trabajo directamente con él, pero sé que ha caído bien en la delegación.

— No va a funcionar – no importaba que tan dulce o encantador el inglés hubiera demostrado ser con ella hasta el momento.

— ¿Por qué?

— Me gusta otro chico – respondió con un suspiro, la chica.

— ¿Qué haces saliendo con uno, si te gusta otro?

Meimi dio una última calada al cigarrillo que se consumió completo con esto, guardó el humo un momento dentro de ella imaginando como el hollín debía estar llenando de ceniza su garganta y bajando a sus pulmones.

— Algunas cosas están destinadas a no pasar. – Soltó el humo entonces, sintiendo la boca amarga - Ese chico... nunca podrá verme de la forma en la que yo quiero que me vea... solo ve lo que quiere ver.

— Lo siento.

— No es tu culpa – Meimi se rio un momento por lo fácil que había salido de su boca decir eso, como si Daiki pudiera saber que hablaba de él mismo - no es culpa de nadie, solo... somos esas personas que se encuentran en el mismo camino por un momento, pero deben tomar rutas diferentes – le tendió la colilla apagada de lo que había sido el cigarro – buenas noches, Asuka Jr.

La chica lo dejo allí sin saber exactamente que hacer más que verla regresar a la fiesta de la que habían huido. Daiki estuvo a punto de tirar la colilla de cigarrillo al vacío pero vio un enorme templete de flores rojas la misma flor que había tenido en la cabeza desde que Saint Tail había dejado esa nota en el viejo libro de bilogía en el librero de su habitación. Guardo pues la colilla de regreso en la cajetilla a pesar de que dejaría un sabor amargo en todos los demás cigarrillos. Quizá no era algo tan malo.

Fin 9

17/10/19

1:33 p.m.


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