Hermana

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Hermana

"Numero 4: Hace poco perdí a mi mejor amiga. Ha hecho una promesa eterna por la que no puede ser más mi hermana, no dejo de pensar en todo lo que perderé cuando ella ya no esté cerca de mi... no dejo de pensar en lo que pasara después de eso, tampoco."

— ¿Haneoka?

Meimi puso el libro en su lugar en la estantería y respiró profundo antes de girar a ver al chico que la había llamado.

Daiki Asuka Jr. siempre sería una vista que disfrutaba. Pero era una visión más segura en la distancia, no cuando estaba dejándole una nota en un libro que ella había recién averiguado que estaba por consultar.

— Hola — respondió Meimi a su llamado.

— ¿Qué haces aquí? – preguntó como siempre con un tono interrogante.

— Solo... lo mismo que todo el mundo Asuka Jr., buscar un libro.

Meimi se pateó mentalmente. Pero en momentos como ese era más segura la máscara de desdén que intentar inventar una explicación poco creíble. Pero, esta vez Asuka Jr. no picó en el anzuelo. Avanzó a donde estaba ella con pasos lentos. Meimi sintió un escalofrió, quizá era su imaginación pero con el tiempo Daiki había desarrollado algo que ella íntimamente solía llamar un "paso de depredador" una forma de acercarse tan silencioso e intimidante que le ponía la carne de gallina.

— ¿No te parece que somos demasiado mayores para jugar este juego, Haneoka? – su respuesta habría sido valida si esta fuera una biblioteca pública, y no la de la facultad de ciencias políticas, y dudaba que los libros de criminalística que estaban en ese pasillo ayudaran en algo a ciencias sociales que era lo que ella estudiaba.

— Nunca se es demasiado viejo para jugar – dijo burlándose de su juego de palabras.

— ¿Qué haces aquí?

Meimi se mordió el labio y no pudo ignorar el hecho de que el detective no se perdió ese gesto.

— Seira – casi escupió el nombre, la chica pelirroja de su boca, como si fuera un pájaro asustado en su mano – tú... tu sabes que ella se va en poco más de tres semanas a América.

— Algo así la escuche decir en su ceremonia de votos.

— Estoy... estoy organizando una colecta para ella. – Seira iba a matarla por estar haciendo este tipo de cosas – ella insiste en que no necesitara dinero para su viaje que la misión le dará todo o que necesita.

— Las cosas a veces no son tan simples en América, tiene países hermosos, pero peligrosos también.

— ¿Puedo... puedo contar contigo?

— Puedo pescar algo de mis ahorros sin problemas – la expresión en su rostro estaba tan asustada que simplemente no pudo evitar poner una mano en su hombro consolándola, el sentimiento fraternal que había entre ellas dos no era un misterio para nadie, Meimi no debía estarlo pasando nada bien pensando en lo que su amiga estaba por pasar tan lejos de ella – Seira estará bien, es una chica inteligente y no me cabe duda que puede cuidarse sola.

Meimi sintió escalofríos correr desde donde Daiki tenía puesta su mano a la boca de su estómago, maldito fuera su cuerpo que no podía dejar de reaccionar a él.

— Por favor – dio un paso atrás saliendo de su alcance por su propia salud mental – no le digas a nadie que vine aquí a pedirte esto, no quiero que llegue a ella se sienta presionada.

— Hecho.

La chica ni siquiera llegó a despedirse simplemente dio la vuelta y salió de allí. Ojos negros la siguieron hasta que la vieron salir de la biblioteca. Cuando estuvo fuera de su vista Asuka Jr. no pudo si no burlarse de sí mismo. Tomó el libro que había ido a buscar y se preguntó que le pasaba a él con las pelirrojas.

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