11
Cómplice
Numero 10: ¿Sabías que la mordedura de un ser humano es cien veces peor que la de un animal? Me siento como Sigurd Eysteinsson el día de hoy. A veces no sabes en quien confiar.
Daiki vio a Meimi entrar a la comisaria con un semblante serio y molesto. No podía culparla, él también estaba en realidad también enfadado por que estuviera metida en este lio. La conocía. Podía no haberla visto por un par de años pero sabía quién era esa chica y sabía que no era verdad de lo que la acusaban.
— Meimi – el joven detective la llamó y esta se acercó a él
— Asuka jr. Estoy aquí.
— Lamento que Michaels te metiera en este problema.
— No te preocupes, soy inocente y vengo a probarlo. En realidad estoy más enojada porque... no sé, siempre he creído que soy un buen juez de carácter y resulta que estuve saliendo con un traficante de arte y para colmo estaba usándome como coartada. No creí nunca ser tan tonta para no darme cuenta de algo así.
El detective en jefe salió en ese momento de su oficina y se acercó a los dos jóvenes, se presentó con Meimi y le pidió amablemente que lo acompañara a uno de los salones de interrogación. La pelirroja le dedicó una última sonrisa antes de que la puerta de la sala se cerrara.
Daiki no pudo resistirse de entrar a la sala contigua donde podía ver el interrogatorio, preocupado por lo que pudieran preguntarle a su ex compañera.
El interrogatorio fue normal en un principio. Meimi le explicó al detective que había conocido a Michaels en la capilla del Saint Paulia donde solía pasar tiempo con su mejor amiga y él había excusado entrar solo para conocer más de la ciudad. Habían salido un par de veces. En todas aquellas ocasiones el detective la había ido a traer y llevar a las puertas de su casa y después había cometido algún atraco cubriéndose las espaldas, excusando que sus citas siempre duraban más de lo que en realidad lo hacían. Ella no sabía nada.
— Sin en cambio el Sr Michaels dice que usted estaba enterada de los atracos y que le ayudaba a mover las piezas de arte – leyó la declaración del imputado desde un archivo.
— No me cabe duda que Michaels tiene un cómplice pero no soy yo – dijo con seguridad Meimi.
— ¿Cómo puedo yo estar seguro de ello?
— Detective con todo respeto. Usted cree que alguien que trafica arte necesita trabajar cinco días a la semana de niñera para poder ahorrar para la universidad. Revise por favor todos mis movimientos bancarios, deposito solo cinco mil yenes a la semana en mi cuenta personal.
— Eso no podría ser más que una bonita coartada
— Lo sería si no fuera porque tengo ya dos años trabajando en lo mismo, mucho tiempo antes de que conociera a Charles y seguro lo seguiré haciendo mucho después de que él este en prisión. La venta de una sola de las piezas que se robó seguro me serviría para pagarme al menos tres carreras. Créame, dejaría mi trabajo con gusto.
Meimi quiso agregar con toda su alma que había tenido cien oportunidades antes de hacerse de una pieza de arte o de alguna joya carísima, pero nunca la había tomado. Era una ladrona, pero no se consideraba una criminal, no tenía nada que ver con lo que la acusaban.
— No tenemos ninguna prueba contra usted más que la declaración del Sr. Michaels, así que por ahora puede irse. No salga de la cuidad por si se le requiere de nuevo y estará bajo vigilancia.
— No despida a nadie si no es capaz de hacer una buena vigilancia – advirtió Meimi sin dejarse asustar por la velada amenaza del detective.
— ¿Por qué dice eso?
— No me gusta ser vigilada o perseguida. – no más que por una persona, pero de nuevo se ahorró esa declaración - Y seguro saldré del radar de cualquier oficial fácilmente. ¿Puedo retirarme?
— Sí.
El jefe de detectives se puso de pie y le abrió la puerta de la sala dejándola ir. Daiki tenía que admitir que estaba impresionado por la tranquilidad de Meimi en el interrogatorio. Había visto muchos. Las personas, incluso las inocentes, solían ponerse nerviosas en un escenario así. Balbuceaban, se confundían, pero ella había mantenido todo el tiempo la calma y había respondido todo sin dudar.
Ciertamente esta era una faceta de Meimi Haneoka que él no se hubiera esperado nunca.
Fin 11
17/10/19
2:18 p.m.
Nota: Sigurd Eysteinsson fue un vikingo que en una batalla decapitó a su enemigo y colgó su cabeza en las grupas de su cabello, la cabeza fue rosando sus dientes en una de sus piernas todo el camino a casa, la "mordedura" le causó una infección que lo llevó a la muerte.
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Find Me
FanfictionLa aventura debe de terminar, es hora de dejar colgada la chstera en un rincon. Pero su necio corazon aun queria darle una oportunidad de atraparla... mas bien 30 oportunidades #FictoberMF19 #FictoberMF