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Abandono

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Abandono

Numero 27:

Numero 26: Hubo algo importante que aprendí de mi misma al ponerme el sombrero de mago. Quizá puedas pensar que es un comentario vanidoso pero, me he dado cuenta que hay pocas cosas que no pueda lograr si lo intento... Aunque claro, siempre hay cosas que estarán fuera de mis manos y de mi control.

Solo tres más Asuka jr. empieza a ser amarga la idea de decir adiós.

Meimi estaba sentada en la azotea de su edificio de 15 pisos, el frio de los últimos días de Octubre no era tan incomodo como parecía, pero la idea de haber subido con un café no parecía tan mala en ese momento.

Saint Tail había llegado de nuevo hasta las puertas de la casa de los Asuka. Daiki y su padre habían estado abajo cenando un par de comidas congeladas discutiendo algo con soltura, no se había detenido a averiguar que era. Mientras menos cosas supiera Saint Tail en las que Meimi pudiera ser indiscreta era mejor. Subió a su recamara y la observo por un momento, la mayor parte de las cosas eran tal y como habían sido al menos tres años atrás, pero Daiki había sido maduro incluso cuando tenía solo catorce años, lo único que le había dado algo de identidad infantil a la habitación habían sido un par de posters de beisbol que ya no estaban allí.

Fue hasta donde su buro y vio allí algunas cosas de aseo básicas, ninguna cosa demasiado costosa. En esos días habían estado allí más de una vez pero no se había detenido a observar siempre entro y salió a toda velocidad, pero esta vez...

Tomó su desodorante corporal que no tenía ningún olor, una crema corporal en la misma situación, no era extraño en realidad, Daiki siempre había tenido un aroma simple, su propio aroma sin enmascarar, pero quizá un pequeño acento de madera, algo profundo que acentuara un aroma limpio y joven como el suyo. Dejó la nota bajo un frasco de colonia que, si era de su gusto e imagino el aroma sobre su piel, un escalofrió la recorrió.

¿Qué pasaría si se quedaba allí? ¿Qué pasaría si se sentaba en su cama y esperaba a que el subiera de su cena? ¿Qué era lo peor que podía pasar si se arrojaba con abandono a lo que deseaba? Deseaba quedarse allí, deseaba tirar la toalla finalmente y dejar que todo siguiera su curso para que se quedara con ella o para que la arrojara a los lobos, pero casi un mes de pistas que parecían no llevar a ningún lado al detective la estaban agotando anímicamente.

Pero pasados algunos minutos escucho un auto marcharse de la cochera. Asomándose por la ventana puedo ver como se iba el detective Asuka. Después de poco tiempo pudo escuchar como sus pasos sonaban por las escaleras y como avanzaba sin prisa a su habitación, por un momento se quedo de pie en medio de la misma. La indecisión le llenaba el pecho.

"Escógeme, por favor" Pero cuando el pomo de la puerta empezó a girar casi como si fuera en piloto automático salió de la habitación por la ventana.

Y ahora estaba allí en lo alto de su edificio dejando que el viento frio le golpeara la cara y sintiendo como las lagrimas le helaban las mejillas.

Solo faltaban tres notas y Daiki no había dado indicación de que hubiera descubierto nada. Era tan difícil realmente sumar dos más dos. Si no lo lograba, ella podría mirarlo a los ojos y no decir nada. ¡Dios! Odiaba que siempre todo terminara de esa manera, solo sintiendo como su corazón se estrujaba sin poder hacer nada.

Tres días más, tres días y quizá lo más sabio seria decirle a Daiki que había sido una mala idea empezar a citarse y se alejaría de su camino... quizá.

Fin 27

31/10/19

10:43 p.m.