11 | Mike Hanlon

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—Mike Hanlon—

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—Mike Hanlon—

El movimiento a un lado de su cama lo despertó. Giró su cuerpo quedando frente al canino que lo saludó de forma imprevista llenándolo de saliva la cara, Mike únicamente rió por la actitud de su mascota y lo acarició mientras repetía seguidamente: «tranquilo, chico».

—Me levantó, ¡Ya me levantó! — exclamó rápidamente mientras el canino jugaba en su cama, desordenándola.

Camino hacia el living seguido del cuatro patas y se acomodó en el sillón mientras prendía la televisión, estaban dando el clima mientras pasaban imágenes del Estado de Florida.

Mike Hanlon siempre había querido vivir ahí. Desde que era un niño negro, discriminado y qué había perdido a sus padres en un incendio años atrás.

Derry siempre había sido un infierno para él, incluso antes de eso. Había sufrido las múltiples humillaciones y palizas de Henry Bowers y su grupo de matones. La constante discriminación de los demás habitantes de Derry quienes preferían irse cuando se encontraba cerca, y que en más de una ocasión le habían faltado el respeto diciéndole comentarios ofensivos.

Cuando conoció al grupo de los perdedores, ese infierno se había disipado. Tal vez no por completo —porque eso seguía amenazándolospero había encontrado en ellos un lugar donde sentirse cómodo y seguro. Una familia.

Sus primeros días habían sido duros, Mike no sobresalía entre sus amigos —cosa que poco le importabaporque habían cosas más grandes por las cuales preocuparse. Una vez que habían derrotado a eso, él vio como poco a poco sus amigos iban yéndose del pueblo, prometiendo que enviarían cartas cuando pudieran.

Habían cumplido los primeros meses, pero después únicamente habían desaparecido dejándolo a él solo en ese detestable lugar.

Por una parte no se arrepentía. Sus días ahí los había aprovechado en la biblioteca alimentándose del conocimiento de Derry, buscando cada detalle de las grandes masacres y muertes que sucedían ahí cada cierto tiempo, cada 27 años.

Él ya en su adolescencia y parte de adultes, consiguió un trabajo en la biblioteca como encargado. Con el paso de los años se había asegurado del puesto como el encargado total, y con ello llegó a varios datos y documentos para seguir con su investigación.

Su vida, en esos 27 años que había integrado parte del grupo de los perdedores se resumía en eso.

Había detallado cada suceso en sus años en esa ciudad, hasta que volvieron a ocurrir las desapariciones de niños nuevamente.

Lo que había encendido las alarmas de que eso había vuelto, fue el caso de Adrian Mellon. En donde averiguó de las testificaciones de los testigos. Dos particularmente las cuales llamaron la atención: «El payaso. Flotan, nos dijo. Aquí abajo todos flotamos. Muy pronto, tu amigo también flotará»

𝐋𝐎𝐒(𝐕)𝐄 | REDDIEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora