Mencionar que Richie y Eddie se habían pasado varios minutos besándose era poco. Tras el primer paso del castaño ambos habían perdido los estribos y se habían dedicado a saborearse sin descanso.
Era imposible parar.
Richie quería gritar de la emoción.
Jamás imagino que Eddie, su amor platónico desde hace tantos años; correspondía sus sentimientos. Y podría jurar que esto era lo mejor que le pudo pasar en su puta vida. El castaño parecía tallado por los mismos Dioses, tan delicado y fuerte a la vez demostrando un carácter que el de lentes no había podido pasar desapercibido desde que lo conoció. Por lo mismo le había llamado tanto la atención, y por ello estaba tan loco de amor por él.
Sus sueños más locos se estaba cumpliendo, y si seguían así, besándose desesperadamente sin nada más que ambos aprovechándose de cada instante del otro, estaba seguro que también se cumplirían sus sueños más húmedos.
Se separó del castaño, Eddie lo observó con las pupilas dilatadas y las mejillas rojas. Sus labios estaban ligeramente hinchados por todos los besos que habían compartido en esos minutos y sentía su cuerpo reaccionar a lo cada vez más a lo intenso que se volvía el contacto.
—¿Quieres comer algo? — el de lentes preguntó. No quería decirle explícitamente a Eddie que era mejor que se moviera de encima de él o sino no podría evitar desnudarlo y hacerlo suyo ahí mismo. Por lo que prefirió desviar el tema. —Me está rugiendo el estómago.
—Claro. — el castaño asintió, se bajo de las piernas de Richie y sintió nuevamente sus mejillas quemar por lo atrevido que había actuado.
Ambos caminaron a la cocina, el de lentes llevaba de la mano al menor provocando que su corazón se acelerara.
¿Cómo debían actuar ahora?
No sabía, pero cuando Richie se le acercó y le dejó un casto beso sobre los labios dándose vuelta a tomar algunos ingredientes para preparar algo, supo que aquello no importaba. Solo debían hacer lo que sentían correcto y todo funcionaría.
—Aquí tienes.
Richie le pasó un plato al menor, éste asintió y sirvió la comida en el dándole exactamente la porción que solía comer el mayor. Ni más ni menos. Richie por su lado colocó la comida detalladamente separándola sin que ningún alimento se tocara ya que conocía que Eddie no le gustaba eso, y delineó el arroz dejándolo perfectamente proporcionado.
Se conocían a la perfección, cada uno sabía sabía como moverse y por donde ir mientras arreglaban la mesa y servían sus platos. Eddie sirvió jugo hasta el tope en el vaso de Richie, y él se sirvió la mitad. Después se acomodaron en silencio a comer mientras hablaban y sonreían de cualquier cosa que salía al aire.
Una vez acabó su cena, limpiaron. Eddie lavaba mientras el de lentes secaba los platos guardándolos en la parte superior del mueble de su cocina.
—Te ves bien con guantes. — Richie lo recorrió con la mirada y una sonrisa burlona, Eddie movió su mano tirándole un poco de agua en en rostro haciéndolo reír. —¡Eh!
Eddie se quitó los guantes y Richie aprovecho su distracción para abrir la llave, mojar su mano y pasarla por el rostro asombrado de Eddie quien lo tomó y trató de alejarlo rápidamente.
—¡Richie, maldito imbécil! — el castaño balbuceó moviéndose lejos del de lentes, éste rió y envolvió a Eddie en sus brazos mientras alegaba. —¡Suéltame, jodido loco!
Richie rió nuevamente al escuchar las carcajadas del menor, sabía que a pesar de sus constantes quejas estaba divertido por lo sucedido así que lo dio vueltas observándolo.
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𝐋𝐎𝐒(𝐕)𝐄 | REDDIE
Fanfic𝐋𝐎𝐒(𝐕)𝐄 | ❝ Han pasado 14 meses desde la muerte de Eddie Kaspbrak, los perdedores restantes han aprendido a sobrellevar sus vidas después de ese atosigante suceso pero el único que parece no superarlo es Richie Tozier. Lo extrañaba, joder, lo...