Ciudad del fuego celestial fanfic

La Clave

-¡Los Cazadores de Sombras son unos ineptos!- gritó Simon con frustración sin reparar que se encontraba en presencia de cinco de ellos

-Concuerdo contigo- le contesto Magnus frotándose las sienes- son todos ineptos a excepción de mi garbancito- concluyo mirando tiernamente a Alec que inmediatamente se ruborizó.

Jace pensó en las miles de contestaciones sarcásticas que podría hacer al respecto pero no utilizó ninguna. Su mente estaba ocupada planeando sus próximos movimientos y odiando profundamente a la Clave.

-No todos los Cazadores de Sombras son idiotas. Sólo los que componen la Calve parecen serlo, el Cónsul incluido. - se limitó a responder Jace con un odio profundo teñido en la voz. Tenía las manos cerradas en forma de puño tan fuerte que los nudillos estaban blancos.

Habían hablado en una reunión con la Clave pidiendo refuerzos para combatir a Sebastian pero ésta se había negado a coperar ya que "debían trazar una estrategia confiable y verificar el paradero del muchacho Morgenstern" lo que podría tardar meses y para ese entonces todos los Cazadores de Sombras podrían ya estar sometidos por Sebastian. Jace había enloquecido en la reunión logrando que el grupo entero fuera echado de la misma.

-Tendremos que atacar a Sebastian y su séquito solos. La Clave fue y es una burocracia inesesaria- decretó Kaya con sus ojos zafiro fijos en algún punto a la distancia mientras pelaba una manzana con un cuchillo que había sacado de su bota. Luego de unos segundos posó sus ojos sobre Jace- Herondale, ¿te importaría que entrenemos un poco ahora?. Hay rumores de que eres el segundo Cazador de Sombras con más destreza física de todos. Necesito que me enseñes algunos movimientos. Y por si se lo estaban preguntado el Cazador con más destreza soy yo.-le pidió poniéndose de pie con agileza.

-Lamento disentir pero todo en mundo sabe que el mejor soy yo, Kaya, vayamos ahora mismo al salón de entrenamientos así pateo un poco tu rubio trasero- accedió Jace poniendose de pie. Algo de sudor y sangre le harían olvidar un poco la situación y descargar su ira.

Los dos se marcharon al gimnasio en silencio. El resto se quedó espectante.

-¿Alguien más piensa que Kaya y Jace parecen hermanos de lo tanto que se parecen en personalidad?- preguntó Simon casi avergonzado de haber expresado sus pensamientos en voz alta.

Isabelle y Alec levantaron la mano al mismo tiempo con la mirada fija en la puerta por donde habían desaparecido Kaya y Jace.