Capítulo 3

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—Ya voy a irme—dice Izaya del otro lado de la mesa—Shinra volverá mañana, así que cuando me dé el visto bueno, volveré a mi vida—sonríe despreocupado—pagare por todas tus atenciones hasta ahora, claro, dime cuanto quieres y yo lo depositare, ¿o prefieres en efectivo?

—No importa—dejo los platos en el fregadero—sería mejor si te quedas un tiempo más aquí, después de todo, los que te atacaron podrían estar esperando que te encuentres solo nuevamente—me siento a su lado.

—Aquello no volverá a ocurrir, fue solo un desliz en el trabajo. Anda dime, ¿Qué quieres como pago por haberme cuidado estas semanas? —su rostro trata de ocultarme algo, no se muy bien que.

—¿Obtendré cualquier cosa que desee?

—Cualquiera dentro de mi poder—sonríe ladinamente, esta es mi oportunidad; no sé por qué, pero, no deseo que se vaya, aun no.

—Entonces—me inclino sobre él y tomo su mentón—hazlo conmigo hasta que esté satisfecho.

Ya es bastante tarde, no sé cuántas veces lo hemos hecho desde el mediodía, pero, no puedo tener suficiente, cada vez que su piel y la mía entran en contacto, su cuerpo desprende ese aroma a rosas cautivante, aunque me irrita, es tan dulce que qui...

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Ya es bastante tarde, no sé cuántas veces lo hemos hecho desde el mediodía, pero, no puedo tener suficiente, cada vez que su piel y la mía entran en contacto, su cuerpo desprende ese aroma a rosas cautivante, aunque me irrita, es tan dulce que quiero olerla más, quiero más.

—Shizu-chan, ya es suficiente—dice entre jadeos—voy a romperme si seguimos esto—se sienta en el borde de la cama—ya déjame ir—sujeto sus muñecas y lo recuesto nuevamente, puedo ver toda su cara avergonzada—¿Por qué haces esto? —es tan linda esa expresión que tiene.

—No lo sé, sabes, ni siquiera sé porque te ayude aquella noche—muerdo su cuello—no sé porque me enojo cuando llamas a ese tipo o le mensajeas—suelta un pequeño gemido cuando lo embisto—tu aroma me vuelve loco—miro su cuerpo debajo de mí, luciendo tímido, avergonzado, extasiado, ¿a quién más le has mostrado este cuerpo?

—Tengo miedo—y de nuevo, una imagen se sobrepone, un Izaya más joven haciendo la misma expresión suplicante, ¿es un recuerdo o una alucinación? —detente. Por favor, Shizu-chan, mi mente... ya no puedo pensar en nada.

—Si haces esa expresión, no podre soltarte, en verdad—no lo comprendo, en este momento, con su piel tocándome, con mis manos recorriendo cada parte de él, ¿Por qué me siento aliviado y triste? ¿Por qué siento que he vivido sin nada hasta hoy? Deseo tanto seguir por siempre así—eres tan lindo.


La luz del sol le escoció los ojos al intentar abrirlos, los tallo un poco y a tientas recorrió la cama, estaba vacía, enseguida se levantó y busco en el apartamento la presencia que deseaba ver. Mas se había ido hace un buen rato, su aroma era muy débil, se acercó a la mesa de la cocina, un cheque por cinco mil dólares descansaba ahí, lo tomo.

—Ni siquiera te despediste—chasqueo la lengua y destruyo en mil pedacitos el trozo de papel.

Rosez |Shizaya|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora