Capítulo 19

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La mansión Orihara tenía una excelente y deslumbrante decoración, tan solo el comedor principal estaba altamente decorado de un extremo a otro, con una larga mesa disponiendo todo tipo de platillos de ocasión, los pequeños pinos navideños en las esquinas de la habitación decorados en su totalidad, listones de variados colores en las paredes y ese agradable ambiente cálido característico de una familia junto a los dulces villancicos.

Los invitados ya se encontraban disponiendo de sus lugares con entusiasmo, todos estaban reunidos, los amigos del mayor de los Orihara y sus conocidos, la pequeña hija de los Awakusu junto a dos de los líderes de su grupo, amigos de las gemelas, los Heiwajima y Varona. El único que faltaba a la mesa era Izaya.

—¡Lamento mucho la demora! —Se disculpó llegando al salón Izaya—tuve que ir por el pavo a la granja más cercana—rieron todos ante su excusa, pues, no había una sola granja en Tokio que pudiera visitar y volver a su hogar en un día.

—Siéntate hijo, solo faltas tú—le indico su padre, mostrándole su lugar a su derecha y a la izquierda del asiento de Shiki.

La comida prosiguió muy animada, hablando todos de anécdotas y sueños para el próximo año, relatando chistes y demás. Una vez termino la cena, pasaron al salón, donde los grandes ventanales permitían la maravillosa vista del nevado jardín de la propiedad, los dos candelabros dispuestos sobre sus cabezas se hacían lucir con los listones dorados atados en sus curvas hasta la barandilla del segundo piso.

La mesa de dulces se encontraba a su derecha y redondas mesas con un mantel dorado y sillas acolchadas de bambú con listón rojo para tomar asiento cuando se necesitara, un pequeño grupo de músicos iniciaron a tocar la música mientras se repartían los regalos.

—Bueno, deberíamos bailar un poco—animo Izaya a sus amigos para pasar al centro de la pista, claro que se resistieron pues sentían vergüenza. Un leve golpecito en su hombro llamo su atención—¿sí? —al girar, encontró a Shizuo, algo apenado, extendió delante suyo una pequeña bolsa de papel con un mini moño azul.

—Tu obsequio—desvió un poco la mirada, debía admitir que le avergonzaba mucho tener semejante gesto con el que creía su enemigo.

—Gracias—la cálida sonrisa que le dio acelero nuevamente su corazón.

—¡Hola! —Tomo a su hijo por el hombro y saludo animadamente—debes ser Heiwajima Shizuo—acerco su mano—soy Kaoru Orihara, padre de este pequeño revoltoso—removió su cabello y Shizuo tomo su mano—lamento todos los inconvenientes que te ha causado estos últimos años.

—Es un placer conocerlo, su hijo es especialmente bien portado cuando se requiere—el pelinegro no creía que el rubio dijera eso de él, su padre se rio.

—Me agradas muchacho—miro a su izquierda y atrajo a su mujer—mi esposa, Ena Orihara.

—Es un placer joven Shizuo—estrecharon sus manos, presentándose por segunda vez.

—Honrado de conocerla—miro a Izaya con un poco de superioridad—nunca me contaste que tu madre era tan hermosa.

—Bueno, no quería que tuvieras un amor no correspondido—sus padres se rieron ante la inteligente respuesta.

—Abriremos la pista de baile, ¿cierto cariño? —Ena tomo del brazo a su marido.

—Mostrémosles lo que la experiencia puede hacer—se dirigieron al centro de la pista, las apasionadas notas de un tango español inundaron el aire, todos miraron y aplaudieron perdidos en el fogoso baile de la pareja.

—¿También puedes bailar eso? —pregunto sorprendido el rubio.

—Por supuesto, cuando era pequeño tuve clases de todo tipo de baile—menciono orgulloso por su educación.

Rosez |Shizaya|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora