Capítulo 16

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Una insistente luz le incordiaba a través de sus parpados, suavemente intento abrirlos, sintió elevar sus manos hasta su cara, toco su rostro y evito el golpe directo de la fuente luminosa, le escocieron un poco los ojos, visualizo –algo borroso- un techo blanco, ¿había muerto? Dirigió sus ojos al frente sin mover el rostro, observo una cortina azul pastel rodeándolo, miro a su derecha, un monitor ruidoso que indicaba su ritmo cardiaco, a su izquierda, una bolsa transparente con un liquidito goteante dentro de una bolsa plástica conectada a un fino tubo que daba a su antebrazo.

Su cuerpo dolía cuando intento enderezarse, se quedó sentado en la cama con la mente dándole un par de vueltas, observo mejor sus brazos, tenían variados cortes, quito la sabana sobre él, sus piernas bajo la bata estaban igual, unos cuantos comenzaban a cicatrizar.

¿Shizuo? Fue lo que invadió su mente en seguida, su preocupación subió hasta su garganta, giro su cuerpo al borde de la cama, tenía que ir a buscarlo.

—Agh—mascullo al impactar en el frio suelo, con toda la fuerza que pudo reunir, se sujetó del borde de la cama nuevamente.

—¡No! —escucho la voz de una mujer a su izquierda, unos brazos lo tomaron de la espalda y las piernas, obligándolo a estar sentado de vuelta en la cama—el doctor ha dicho que debes llevarlo a un ritmo tranquilo—ahí estaba la mujer que llamaba mamá, mirándolo tan preocupada como su propia madre lo hacía cuando enfermaba.

—Me alegra que despertaras—una segunda voz, una masculina que jamás creyó escuchar mencionar algo semejante—hijo—sintió sus brazos rodear sus hombros y atraerlo a su pecho, ¿Qué era aquello?

—¿Padre? —pudo pronunciar anonadado.

—Si—respondió gentil.

—¡Padre! —se aferró a su espalda, esa que siempre solía ver cuando lo buscaba.

—Si—Kaoru trago su dolor presionando más al chico.

—¡Papá! —las lágrimas invadieron sus mejillas, siendo gruesas y constantes, iguales a las de un niño pequeño que vuelve a ver a su apreciado padre luego de tanto.

—Está bien—acaricio su cabeza dulcemente, como él mismo hubiese deseado que su padre hiciese—aquí estoy—dio un pequeño beso también—ya estoy aquí—había sido tan idiota, ¿Cuánto no paso su pequeño añorado hijo para estar llorando así? ¿Cuántas veces deseo una mínima muestra de afecto de su parte y él por orgullo o miedo lo rechazo? A pesar, de que lo amaba tanto, mucho más que a él mismo, mucho más que a todo el dinero en sus cuentas, más de lo que amo incluso a la madre del niño en sus brazos.

Se separó levemente, cuando era más pequeño, deseo haber muerto infinidad de veces para no soportar más el infierno en la familia Orihara, ahora, ese hombre que siempre lucio frio e imperturbable, le miraba con tanto amor y arrepentimiento que le rompía el corazón. Pudo sentir dentro de él, a ese infante que anhelaba conocer a su verdadero padre, sonreír, al fin, una de sus cicatrices más profundas, podía sanar y ser recordada sin la amargura del pasado.

Las lágrimas de los tres fueron limpiadas luego de varios minutos.

—Recuerdo que caímos del edificio—las escenas lo invadieron—también lo que paso con Ren, ¿murió? —se permitió mostrar su preocupación, después de todo, en su momento lo considero un amigo muy importante también.

—Sí, lo siento—bajo Ena la mirada.

—Yo no—la voz del hombre mostro cierta molestia—después de lo que hizo.

—Debió tener sus razones—Izaya puso su mano encima de la de su padre pidiendo comprensión—sé que también se sentía solo, debí hacer más para ayudarlo—sonrió triste—no lo culpo de nada—Kaoru se sorprendió, su hijo era mucho más maduro de lo que él fue a su edad, quizás, si se hubiese parecido realmente a Izaya en ese entonces, hubiera permanecido cerca de Yuki y su hijo, sin temor a los pensamientos conservadores de sus padres.

—Nadie vino a reclamar su cuerpo—confeso Ena.

—Quiero hacerlo yo entonces—le sonrió—es mi viejo amigo después de todo—una pequeña risa que la mujer correspondió.

—Planearemos todo—se levantó y se acercó a su lado, dándole un pequeño beso en la frente—ya vuelvo—salió de la habitación.

—Padre—noto un poco de molestia en el hombre—papá—su expresión se relajó y se permitió sonreír—no sabía que le gustara tanto ser llamado así—pensó.

—¿Qué sucede?

—¿Qué ocurrió con Shizuo? —un incómodo silencio surgió después.

—Esta—la mirada fija de su hijo era demasiado pesada—él se encuentra—se pasó la mano por el cabello, nervioso, nunca se sintió tan presionado, tomo aire y prosiguió—mientras caían, perdiste el conocimiento, iban a impactar con el bastón de la bandera que adorna el edificio, así que Heiwajima-kun arrojo tu cuerpo contra la ventana de uno de los pisos, se rompió por el impacto, rasgo tu piel pero no hubo nada más grave—repitió lo más fiel que pudo del video en los noticiarios que vio.

—¿Y él? —una presión se hizo evidente en su pecho.

—Golpeo con el bastón por desgracia, se desmayó, ¡oh! —Chasqueo los dedos—Las sombras de esa leyenda de la moto evitaron que llegara al suelo, nadie supo de donde salió pero iba con una velocidad propia de un demonio—el corazón del menor se relajó al oír eso—esta inconsciente también, Shiki fue a verlo antes, así que por eso no está aquí.

—Ya veo—una pequeña sonrisa asomo en sus labios.

—Iré un momento a mi casa y—dejo la frase incompleta al entrar en la habitación.

—¿Acabo de despertar y ya planeas dejarme solo? —se cruzó de brazos, fingiendo molestia.

—¡Izaya! —Se abalanzo sobre él, abrazándolo sin importar nada—hijo mío—beso su cabeza repetidamente—me tenías tan preocupado—lo tomo de los hombros y lo alejo de nuevo, mirándolo fijamente—no vuelvas a asustarme de ese modo o juro por la memoria de tu madre que te vigilare 24/7.

—Perdón—le dio un fuerte abrazo, tomo las manos de ambos hombres—y gracias por estar ahí—miro a ambos—gracias a los dos—un fuerte abrazo entre sus dos padres logro sentirse el niño más afortunado de todo el mundo.

Sus padres se alejaron de él, limpiando sutilmente las lágrimas que los invadieron.

—Tus hermanas regresaron anoche a la casa para tomar una siesta—dijo Shiki.

—Las pobres estuvieron todo el tiempo durmiendo a tu lado—se rio levemente Kaoru—se molestaran mucho cuando sepan que despertaste cuando ellas no estaban.

—Estoy deseando que vengan ya—imagino como se comportarían al verlo despierto, rio pero algo más tomo su mente de nuevo—papá—miro a Haruya a los ojos, supo lo que iba a preguntar.

—Shizuo está bien, despertó hace una hora, cuando llegue estaba hablando con el médico, su golpe no fue severo y el suero de Ren a desaparecido de su sangre—las manos de Kaoru se pusieron en los hombros de Izaya para transmitirle fuerza y apoyo—es el mismo de antes—sonrió al recordarlo—pero—se detuvo, miro a Kaoru buscando ayuda.

—¿Pero qué? —su preocupación se mezcló entre sus palabras.

—Lo volvió a olvidar—un hueco se volvió a abrir en su corazón al escucharlo—al parecer el suero o el golpe afectaron su memoria de hace un mes o dos, el doctor dijo que se debe a que antes la padeció, pero ¡hey! —trato de animar a su hijo—hay terapia que puede ayudarlo a recordar, me han comentado que es muy efectiva en la mayoría de los pacie—paro en seco al notar la expresión del joven, aunque estaba sonriendo realmente lleno de alegría, de las cuencas de sus ojos nacían ríos de cristalinas lagrimas que mostraban todo el profundo dolor que su corazón había estado conteniendo desde la escuela preparatoria, quizás, incluso mucho más tiempo atrás.

Rosez |Shizaya|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora