*Verdadero final después del capítulo 21. Este final era el previsto a publicarse, pero me pareció muy triste, así que metí los capítulos del 22 al 26, que son la parte feliz :), espero que también puedan darle una oportunidad al final original.
Camino entre la espesa nieve que se acumulaba en la acera, sintiendo frío en la piel, a su mente vino cada dulce fragmento en su vida transcurrido, los malos tiempos y los días en que creyó moriría de tanto reír, todos ellos se teñían ahora de un dulce aroma a pan de miel recién horneado, a musgo húmedo, a leña ardiendo en alguna vieja chimenea, a regaliz y pastel de frutas.
Detuvo su andar frente a la casa de su mejor amigo, Kishitani Shinra, alzando la vista hacia la ventana del balcón, observo a las personas cálidamente vivir la celebración que se asentaba siempre a finales de año, los escuchaba reír y divertirse, eso le alegraba por raro que pareciera, pues el jamás se consideró digno de unirse a ellos, nunca considero la opción de tener una vida sin sufrimiento alguno, ni siquiera la de usar una tonta sonrisa en el rostro.
Porque desde pequeño, siempre le habían arrebatado todas las cosas que creía importantes para él, creciendo con la constante burla de sus compañeros de clase por la ausencia absoluta de su padre o por la profesión de su madre que a los ojos de otros, carecía de moral. Le arrebataron su infancia, a su amada madre, a su querido segundo padre, a su primer mejor amigo, a su primer amor y finalmente, le arrebataron las esperanzas de tener una vida tranquila, placentera y feliz.
Más, cosas también recibió, como el tiempo vivido con su mamá, la enseñanza de Shiki y de Akabashi, conocer gente tan bondadosa como los chicos de Raira o sus amigos de toda la vida, el cariño de Shizuo, el amor maternal de Ena, el afecto de sus hermanas, pero lo que más había deseado desde que era solo un pequeño, algo que le representó un sueño imposible, algo que le hizo llorar la mayoría de las noches contra la almohada para que su madre no lo escuchase.
Lo que Izaya siempre añoro, fue ver frente a él, viniendo con pasos decididos y firmes, extendiendo sus grandes brazos, con ojos de añoranza y una sonrisa cálida en los labios, a su padre, a Kaoru Orihara, diciéndole: "hijo mío, cuánto has crecido, te has vuelto un hombre cuando no te he mirado. Mas ahora he vuelto, ahora, viviremos como una verdadera familia, pues yo jamás me he de ir de tu lado. Ven aquí Izaya, ven con papa".
Claro que, aquello fue un dulce sueño que tuvo a los seis años en víspera de navidad, rezo muchas noches y pidió al cielo y a Papá Noel, que su padre volviese, y finalmente su deseo se volviera realidad. Muchas cosas sucedieron para que su relación con Kaoru sanase, pero ahora ya estaban bien.
De pronto, tras el cristal, miró salir al balcón a Varona y Shizuo, la apenada joven, sospechaba, se ponía de puntillas para dar un delicado beso al rubio, después de confesar sus sentimientos. Izaya volvió la mirada a la avenida, sonriendo, caminó hasta su casa.
Encendió las luces del vacío departamento, empaco sus cosas más importantes que faltaban de su habitación, introduciendo en la caja, retratos con fotos de él y su madre, o ambos con Shiki, el marco más reciente, tenía la foto que Ren había encontrado hace años de su padre, la única prueba de la juventud de sus progenitores yacía plasmada a color en aquella vieja fotografía protegida en cristal.
Su papá le hubo ofrecido días antes a la fiesta, volver con él para enseñarle el proyecto de protección infantil que le ayudaba a implementar, tomo su celular y envió un mensaje a su familia de su pronta ida, sello las solapas de la caja con cinta adhesiva y le adhirió una hoja adhesiva especificando las señalaciones de entrega, saco la caja de la casa, volvió por su abrigo en el que su cartera y pasa de avión se encontraban, cerró la puerta luego de apagar las luces, echo el cerrojo.
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Rosez |Shizaya|
FanfictionMe pregunto, en mi soledad, si tú, ¿aún me amas? acaso, ¿me esperaras en la puesta de sol si te llamo? en el alto cielo nocturno, veo dos estrellas idénticas a nosotros, ¿tú también puedes verlas? aquí, a mi lado, me pregunto si vendrás. Las rosas...