Capítulo 18

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Los meses habían transcurrido lentamente desde su salida del hospital, al parecer, había ido a parar ahí luego de una gran pelea contra su archienemigo jurado Izaya Orihara, agradecía no haberlo encontrado en la ciudad luego de salir o hubiera terminado lo que comenzo, aunque técnicamente, no recordaba el evento.

Aunque no le perdonaba el poco tacto que tenía para con él, pues, aunque se llevaban fatal desde que lo conoció en preparatoria, debería tener modales para, al menos, haberse despedido como correspondía. Simplemente le dijo a su hermano que le informara que no volvería en un tiempo, ¿Qué demonios era tan importante para no estar en Japón? ¿No sabía, acaso, que necesitaba darle una buena paliza por ser una pulga molesta? Al parecer no.

Claro que, no se quedó de brazos cruzados por mucho tiempo, creyendo que era una broma pesada, registro cada uno de los apartamentos que le conocía y sus oficinas igual, pregunto finalmente a las hermanas de la pulga, ellas le confirmaron que Izaya se encontraba con ellas y su familia en Suiza.

Respiro con más calma, ya podía relajarse por algún rato, volver a su pacifica vida que tanto amaba sin preocuparse por ser cuidadoso del Orihara, era un alivio.


Las vísperas navideñas estaban a la vuelta de la esquina, recorría las calles comprando un obsequio de navidad para cada uno de sus amigos, Shinra le había informado hace una semana, que tendrían una enorme fiesta navideña en casa de los Orihara mañana por la noche, para su muy mala fortuna.

Su hermano le había mandado el traje que usaría en la fiesta, no era obligatorio lucir de gala, pero sabía que aquella familia tenía mucho dinero de sobra y no quería sentirse inferior ante nadie. Ya tenía todos los presentes preparados, solo uno era el que aún seguía indeciso de adquirir.

¿Debía o no regalarle algo a Izaya? No eran tan cercanos para eso, pero, quedaría mal no darle un presente cuando le conocía desde hace tanto y la fiesta era dada por su familia, ¡demonios! Realmente no deseaba gastar dinero en algo para aquel tipo tan antipático y loco.

Se detuvo para esperar el cambio de color en el semáforo, los copos de nieve comenzaron a deslizarse frente a él, no había escuchado nada acerca de una nevada en el noticiero, pero como siempre sucedía con el reporte del clima, no siempre acertaba cuando más lo esperaba, el estridente sonido de su alrededor bajo, siendo imperceptible, aunque seguía viendo el movimiento de la sociedad a su alrededor.

Miro al frente, justo a la misma altura que él, encontró a ese fastidioso ser que había desaparecido hace casi más de dos meses, pudo notar que usaba un traje oscuro muy formal llevando encima una larga gabardina de piel oscura y una bufanda roja, su atención se concentraba en las nubes de nieve sobre sus cabezas ¿en qué pensaría? Noto los audífonos blancos en sus oídos que iban por debajo del abrigo ¿Qué escucharía?, noto un movimiento sumamente lento de su pestañear, sus rubíes ojos destellaron con la luz de los espectaculares, el corazón le dio un terrible brinco y sintió el rostro hirviéndole, más cuando Izaya fijo lentamente su vista en él.

—Hola—dijo al haber acortado la distancia entre ellos—¿has estado bien? —La sonrisa que vio en sus labios, nunca le había sido dada—debes abrigarte más o estarás enfermo—lo noto desenvolver la tela de su cuello y ponerla en el suyo con esmero—¿mejor? —No pudo más que asentir—¿ibas a casa? —negó—ya veo, estas de compras—noto una de las bolsas de papel en su mano derecha—lo siento, te he entretenido—lo detuvo al sentir que se iría.

—No, bueno, si—los nervios le habían hecho presa enseguida—más bien—tomo aire en un gesto tranquilizador—¿te gustaría acompañarme? —se sintió tonto ante lo primero que se le ocurrió, seguramente se burlaría de él.

Rosez |Shizaya|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora