—¿Qué es lo que harás? —Esa pregunta le fastidiaba desde su despertar—debes tomar una decisión—el mejor que nadie lo sabía, se molestó inconscientemente por la cuestión, no con su mejor amigo, sabía que Shinra estaba igual de estresado que él—te apoyare aunque sea una pésima idea—sonrió gentil a los pies de la cama, donde estaba sentado.
—Lo dejare ir—siguió un pesado silencio entre sus amigos y familiares que igual estaban ahí—ya es tiempo de superar el pasado y dejarlo atras—miro el hermoso cielo azul a través de la ventana—debo dejarlo volar.
—¿Qué dices Iza-niisan? —Mairu se levantó de su asiento exasperada—¡es evidente que ambos se aman! ¡Debes luchar para hacer que te recuerde!
—Aun no puedes comprenderlo, eres muy joven—trato de calmarla—está bien, ambos viviremos una mejor vida separados—sonrió confiable, enojando más a la colegiala.
—¡Lo que comprendo es que eres un cobarde, idiota! —tomo su mochila y llena de rabia dejo la habitación.
—Cuida que no haga tonterías—pidió amable a su otra hermana, Kururi asintió silenciosa y salió detrás de ella.
—¿Estás seguro de querer hacer eso? —Kadota no podía esconder su preocupación—estaba tratando de recordarte, si insistes un poco más tal vez.
—Lo hago por él—apretó las sabanas bajo sus manos.
—Si es lo que has decidido, entonces, lo respetare—Kasuka asintió—gracias por considerar a mi hermano y por cuidarlo todo este tiempo—se acercó a Izaya, extendió su mano—quizás no hablamos mucho debido a ciertas circunstancias—por primera vez, sus labios dibujaron una honesta y hermosa sonrisa, una que jamás se esperó que tuviera una persona sin expresiones—pero siempre te considere parte de mi familia—el corazón de Izaya estaba conmovido, su mano temblaba y la entrelazo con la del menor de los Heiwajima.
—Kasuka—levemente se levantó y lo abrazo—gracias—un cálido sentir se posó en el corazón de ambos, como si hubiesen vuelto a ver a un querido hermano que se alejó por la guerra.
El actor dejo la habitación para dirigirse a la de su otro hermano.
—Mi pequeño hijo—Ena tomo la cara del chico entre sus manos, con los añorantes ojos de una madre, miró fijamente los de Izaya—se lo mucho que lo amas y sé que tienes miedo de eso—unió sus frentes—a veces el amor nos juega malas pasadas, pero siempre nos termina poniendo con la persona indicada al final—dio un pequeño beso en su mejilla derecha—quizás, un día, puedas ver al pasado y reírte de todo esto, mi pequeño bebe—puso su cabeza en su pecho—solo no quiero que seas infeliz—sus lágrimas comenzaban a aflorar, contagiando el sentimiento a su hijo.
—Mamá—tomo también con sus manos el rostro de la mujer—gracias, por todo hasta ahora—sorbió sus mocos—en verdad gracias.
—Siempre vamos a poyarte—su padre abrazo a ambos—porque te queremos sin condiciones.
Izaya jamás imagino tales palabras, su padre, Kaoru Orihara, no era el hombre que solía pensar, parecía haber regresado a la vida, ¿así se comportaba con su madre cuando eran jóvenes? Imagino que sí, porque eran parecidos aunque antes lo hubiese negado, seguramente, entre la apasionada mujer que fue su madre y el tímido de su padre, hubo más de un malentendido y un recuerdo gracioso, un día, le pediría a su padre, contarle todo sobre el espíritu libre que su madre fue en sus días de juventud.
Sus padres dejaron la sala para ir por sus hermanas, debían acomodar todo para su pronta partida.
—Shiki—estiro su mano al mencionado, se acercó y la tomo—Akabayashi—el pelirrojo se aproximó—gracias por cuidar de mi hasta ahora, gracias a ustedes, el paso del tiempo se me hizo tan poca cosa—los hombres sonrieron en respuesta.
—Bueno, no fue un trabajo fácil pero hice lo mejor que pude para educar a un pequeño mocoso como tú—rieron.
—¿Qué dices? Mi lindo Izaya siempre ha sido un pan de dios—el peli rojo lo tomo como una madre muy cariñosa—algo rancio, pero un pan de dios—enfatizo con su dedo.
—Gracias por la ayuda—dijo con ironía, los tres volvieron a reír.
—¿Volverás a tiempo para Navidad?
—Sí, espero que podamos pasar juntos las fiestas—asintió—solo volveremos un tiempo a Suiza para arreglar algo de papeleo y formalidades con el resto de la familia.
—¿Seguirás siendo mi informante?
—Quizás como algo de medio tiempo—puso su mano en su mentón—quiero iniciar una fundación para niños en riesgo, creo que si Ren hubiese tenido el apoyo de unos verdaderos tutores, la situación hubiese culminado diferente—recordó con melancolía al muchacho.
—Entonces, tendré que preparar mi inversión en el proyecto—sorprendido miro a Shiki, quien le sonrió.
—No me robes el primer lugar—le regaño su compañero.
—¿Tú también estas dispuesto a financiarlo? —se volvió igual de sorprendido hacia Akabayashi.
—Por supuesto que sí, lo que sea por mi hijo mayor—le dio un guiño y revolvió su cabello.
Dejaron la habitación poco después, ahora, solo las personas que habían sido sus amigos más cercanos desde la escuela primaria hasta la preparatoria y aun después de eso, permanecían en la habitación.
—Izaya, no crees que estas siendo—comenzó Kadota.
—¿Un cobarde o egoísta? —se puso de pie, agradecía que la bata del hospital cubriera todo su cuerpo, sino, no se movería tan libremente.
—No quise decir eso—se defendió Dotachin.
—Está bien—una dulce sonrisa le brindo para saber que no se sentía ofendido de ningún modo—las gemelas son muy perspectivas, lo obtuvieron de Ena—acaricio el vidrio de la ventana—y heredaron la poca delicadeza de mi padre para hablar cuando algo las molesta—rio divertido.
—Te apoyaremos siempre, así que no tienes por qué renunciar a Shizuo—sujeto sus manos Shinra, para que entendiera lo dispuestos que estaban, el pelinegro lo sabía mejor que nadie.
—Lo sé, ustedes jamás me darían la espalda sin importar lo maldito que llegase a ser, son mis mejores amigos—miro a los chicos y a Celty que también estaba en el cuarto—pero estoy cansado Shinra—bajo su mirada—ni mi cuerpo ni mi mente pueden seguir peleando más.
—Si tú te rindes, ¿Qué esperanza hay para que te recuerde? —Confeso Kadota—estas siendo egoísta con esta decisión, ¡¿Qué hay de lo que Shizuo quería?! —su apreciado amigo nunca mostro tanta indignación y enfado con él, incluso cuando sabía que lo que hacía lo exasperaba, nunca le hablo de esa manera, su corazón volvía a doler.
—¡Sé que soy egoísta! —Enfadado consigo mismo golpeo el pecho de Kadota sin causarle el menor daño—¡sé que soy un cobarde! —Se aferró a su camisa—¡pero ya no puedo seguir esperando! ¡Incluso si trato de olvidar y dejar todo atrás, no puedo! —Dio unos cuantos golpes más—¡No quiero romper mi corazón de nuevo cuando sepa que no me ha recordado a pesar de todo! ¡Prefiero callarme este amor que me quema las entrañas, antes de mantenerlo atado a mí! —Sus lágrimas empaparon su cara y el suelo por igual—¡Renunciare a esto que siento por los dos! ¡Porque realmente! —Sorbió sus mocos—siento que me estoy rompiendo—rio nervioso—mi espalda no puede soportarlo más—se abrazó a sí mismo, dejándose caer de rodillas—así que por favor—hizo lo mejor que pudo para limpiar su cara con sus brazos—permite ser egoísta por última vez.
—Tonto—lo puso de pie—¿cuándo te he negado algo? —lo abrazo fuertemente.
Shinra también se unió, Celty igual. Izaya supo entonces, que nunca volvería a estar solo, que desde que conoció a cada uno de ellos, jamás lo estuvo, su madre tenía razón, el nunca estaría solo, porque tenía el recuerdo de ella en las raíces de su corazón, tenía el recuerdo del amor de Shizuo, los pequeños fragmentos felices de Ren y el apoyo de todos aquellos que estaban a su lado, que siempre se mantuvieron como firmes escudos protegiéndolo.
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Rosez |Shizaya|
FanfictionMe pregunto, en mi soledad, si tú, ¿aún me amas? acaso, ¿me esperaras en la puesta de sol si te llamo? en el alto cielo nocturno, veo dos estrellas idénticas a nosotros, ¿tú también puedes verlas? aquí, a mi lado, me pregunto si vendrás. Las rosas...