No sabía cuántas veces había sido golpeado desde que Ren había vuelto al departamento o cuantas fue violado. Ya casi atardecía, podía comenzar a ver el naranja cielo posicionándose, el peli café solo estaba sentado frente a él en la sala, de espaldas al inmenso ventanal del piso número cincuenta.
—Debiste solo quedarte conmigo, si me hubieras amado.
—Tú no puedes amar a nadie, ni siquiera te amas a ti mismo—le escupió las palabras—solo quieres algo para llenar tu propio vacío.
—Vaya, gracias por la corta terapia—miro su celular con una divertida sonrisa al leer el mensaje—sabes, he explotado la casa de tu adorado Dotachin—los ojos de Izaya se abrieron más—creo que se murió adentro, no lo sé.
—¿Qué?—pregunto en un susurro.
—Ahora, ¿cómo quieres que mate a ese medico? Quizás deba lanzarlo al océano con un barril de cemento atado a sus tobillos—se dijo a sí mismo—dispararle seria aburrido—se sobo las cienes—¡ya se!
—Callate—intento ponerse de pie—fallo—basta.
—Lo arrojare en una jaula en medio del océano, ¿suena bien?
—¡Ren detente! —Pidió con todas sus fuerzas—por favor, no los metas en esto—tomo aire—es solo culpa mía, prometiste no hacerles daño.
—Bueno, eso fue antes de saber que Shizuo te tuvo antes que yo—sonrió ladinamente—relájate cariño—saco de su bolsillo de la gabardina, una pequeña caja metálica—guarde lo mejor para él, esta vez, me asegurare de que no vuelva a interferir con nosotros—abrió la caja, mostró dos jeringas de metal con un líquido ámbar en su interior.
—¿Qué es eso?
—El mejor inhibidor de fuerza bruta jamás creado, veras—cruzo las piernas—cuando Heiwajima estuvo internado por nuestra primer pelea, robe un poco de su sangre, gracias al dinero que tu padre me pago por cuidarte, un médico en el extranjero, encontró el factor que se salió de control dentro de su cuerpo y creo este inhibidor, cuando entre en su cuerpo, tendrá la misma fuerza que un humano corriente.
—Juegas sucio—le escupió—podrías al menos pelear de verdad con él, maldito sucio tramposo.
—No me importa eso cariño—se puso de pie—mientras pueda tenerte solo para mí—lo sujeto de las mejillas—haré todo lo que sea necesario—le planto un forzado beso.
La puerta del departamento cayó ante la fuerza de Shizuo, quien los miro muy sorprendido.
—Ay no, así que ya llegaron—abofeteo a Izaya antes de que hablara, por la fuerza que poseía lo dejo medio inconsciente—¿Y bien? —abrió los brazos, Shizuo se abalanzo inmediatamente sobre él. Comenzaron a pelear a puñetazo limpio.
Shinra y Dotachin entraron seguidamente, llevaron el cuerpo de Izaya hasta la entrada intentando reanimarlo.
—¿Puedes escucharme? —lo zarandeaba mientras tomaba su pulso.
—Estas marcas no son recientes—Kadota observo todas las marcas que se mostraban en los brazos y cuello de su amigo—eres un tonto—le dijo lleno de impotencia al verlo abrir los ojos—debiste decir algo.
—Perdón—sus ojos se aguadaron—no quería involucrarlos—apretó los dientes—si salieran lastimados por mi culpa, no sabría cómo afrontarlo.
—Somos tus amigos—Shinra le abrazo—eres como un hermano para mí, Izaya—tenia pequeñas lagrimas—quiero apoyarte en los buenos y malos momentos, porque si me haces a un lado, juro que voy a diseccionarte.
—Creo que eso último estuvo de más—corrigió Kadota.
—¡Callate! ¡He estado muy estresado estos días! —se defendió.
Era extraño, era como en los viejos tiempos, cuando pasaba los descansos en la azotea de Raira, las sonrisas de esos dos, ¿Cómo le relajaban tanto? Aunque había pasado mucho tiempo a su lado, sentía que era la primera vez que los miraba de verdad, la primera que realmente los escuchaba, apretó los puños, no quería renunciar a esos dos ni a su amistad, tenía que asegurar su felicidad a como diera lugar.
—Voy a resolver esto—se levantó con todo el coraje que tenía—de una vez por todas.
—Izaya—susurraron al verlo, su mirada llena de determinación les aviso que no habría vuelta atrás.
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Rosez |Shizaya|
FanfictionMe pregunto, en mi soledad, si tú, ¿aún me amas? acaso, ¿me esperaras en la puesta de sol si te llamo? en el alto cielo nocturno, veo dos estrellas idénticas a nosotros, ¿tú también puedes verlas? aquí, a mi lado, me pregunto si vendrás. Las rosas...