Capítulo 7

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La noche ya estaba más que dispuesta en la ciudad, las luces se negaban a morir por el resplandor de luna, insistentes, llaman a los transeúntes a conocer una oscuridad diferente en su interior.

Un bar en la esquina, casi dueño de la zona, era el más concurrido, a las afueras, una larga fila de personas esperaban entrar, el portero se cruzó de brazos ante el hombre rubio alto, este movió una tarjeta dorada entre sus dedos y el portero sonriente, le abrió la puerta.

Siguió el sonido de la música debajo del bar, con luces led guiándole, pensó que era un lugar pequeño, se sorprendió de encontrar un mar de gente y una estructura comparable con algún casino de clase alta, en especial, con el Casino de Montecarlo en Mónaco, esa elegancia que solo gente verdaderamente rica y poderosa, era capaz de disfrutar y poseer, con un poco de música y luces actual.

Por un momento, se sintió fuera de lugar, recordó que usaba el mejor traje que su hermano pudo regalarle por su cumpleaños el año pasado, le dijo que era de un diseñador reconocido mundialmente, ¿Cuál era el nombre? Algo con la palabra Dior, a él verdaderamente no le importaban esas cosas superficiales, pero, debía reconocerlo, gracias a ese traje, podía dejarse llevar ahí dentro. Aunque había gente más joven, quizás, de entre 18-22 años, luciendo ropa brillante, notaba que no era ropa que cualquiera pudiera comprar. ¿Estaría Izaya ahí?

Palmearon su hombro, volteo exaltado.

—Relajate—miro a Shiki a su lado.

—¿Qué rayos?

—Decidí venir también—le sonrió—acompañame, tomaremos el balcón principal—subieron unas escaleras transparentes.

—¿Cómo se te ocurrió este lugar? Esta genial—admiraba todo cuanto veía.

—Quería algo elegante y divertido, tanto viejos y mocosos pueden venir a disfrutar—le hizo una seña a uno de los empleados, pasaron una puerta custodiada por un gran tipo, un palco en el segundo piso permitía toda una vista increíble del escenario y la gente debajo—desde aquí, podremos estar al pendiente de todo.

—Sí, ya lo creo—se sentó a la izquierda del hombre, miro su celular, faltaban menos de quince minutos para las diez de la noche.

—Me estaba preguntando, ¿Quién había tomado mi preciado palco real? —detrás suyo, un hombre de cabello oscuro, rojos ojos, rasgos fríos, hablo—nada menos que usted—tomo el lugar a su derecha. Heiwajima recordó a alguien ligeramente al verlo.

—Buenas noches, lamentamos interferir—una delgada refinada dama, hablo—mi esposo reservo este lugar sin considerar—Shiki se levantó enseguida, a Shizuo le pareció una mujer encantadora.

—No te disculpes con este tipo—escupió las palabras con evidente desagrado.

—Por favor, discúlpelo, esta algo cansado—amortiguo la mujer.

—Está bien, no me molesta, yo no avise a mis hombres que vendría—le tomo amable del brazo y le ofreció su asiento—le presento a un amigo mío, Heiwajima Shizuo.

—Encantado de conocerla—estrecho su mano vivaz.

—Igualmente—sus ojos se detuvieron en cada aspecto del chico—eres tal como te describió—formo una pequeña sonrisa dulce—por favor, llamame Ena, él es mi esposo—hizo una ademan hacia el sujeto—Orihara Kaoru—el chico quedo sorprendido, es mujer era la madre de Izaya, aunque tenía todo el parecido de su padre, entonces, ¿Por qué antes Shiki había mencionado que Izaya era su hijo? ¿Ena era la que antes cantaba?

—¿Qué haces aquí? —Shiki sirvió dos copas del cabernet sauvignon dispuesto—creí que no era un lugar de tu nivel.

—Hmp, puedo ir a donde se me antoje—tomo la copa—para lo que disponga mi tiempo, no es de su incumbencia, señor gánster.

Rosez |Shizaya|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora