No había cosa capaz de ser comparada con la belleza que la ciudad mostraba, usando un vestido de cientos de luces vibrantes moviéndose rítmicamente con los villancicos, disfrutando de atracciones de invierno y elegantes cenas en el último piso de los caros restaurantes de la zona.
La felicidad adornaba cada esquina, cada casa y cada verde pino al lado de la chimenea, incluso la puerta de su mejor amigo, tenía una enorme corona con un gran lazo de "Feliz Navidad", oprimió una sola vez el timbre al lado de la puerta, espero pacientemente.
Comenzó a pensar en lo veloz que había transcurrido su año, las personas que conoció entre los doce meses, los disgustos pasados entre las semanas y los buenos momentos acogidos en cada día. ¿Cuántas veces no deseo que terminara ese año? Y ahora, se encontraba deseando volver a iniciarlo.
—¡Entren! —grito su amigo abriendo la puerta y echando a correr de nuevo a la cocina.
El pelinegro no pudo evitar reír, arrastro el extraño paquete alargado con forro azul eléctrico y un moño rojo al interior de la casa, lo metió en la habitación de la pareja y cerro ambas puertas después, paso a la cocina-estancia, donde sus amigos estaban pasándola bien.
—¿Dónde está el resto? —Shinra cuestiono exaltado a su amigo.
—No han podido venir, el abuelo llamo a todos para cenar con la familia—rodo los ojos—lo de cada año.
—¡Joder! ¡Prepare mi famoso pastel de carne solo para ellos! —apago el horno.
—Todos aquí querrán probarlo, no te preocupes—palmeo su espalada—yo comeré las porciones de mi familia—Shinra sonrió, chocaron las manos.
—No quiero que mueras de indigestión tampoco, llevaras suficiente para que tus padres se vuelvan obsesivos.
—Claro—y es que el pastel de carne de Shinra era el más sabroso que jamás hubiese probado nadie que lo conociera, una maravilla culinaria digna del Santo Padre de Roma—por cierto, mi regalo adelantado está en su recamara y esto—deslizo sobre la mesa un sobre color negro—es de parte de mi padre.
Shinra tomo el sobre extrañado, al leer la primera hoja del interior, se abalanzo en gritos sobre su amigo, captando la atención del resto de personas que decoraban el árbol.
—¿Qué sucede? —pregunto Dotachin.
—¡Es un verdadero milagro de navidad! —Grito Shinra, cargando a Izaya de las piernas y bajándolo para besar sus mejillas—¡seremos padres! —corrió con Celty y la cargo también.
—Eso ya lo sabíamos—apunto Shizuo.
—¡Sí! Pero lo esperábamos dentro de medio año—le entrego el sobre—¡estos papeles nos posicionan en el primer puesto de la lista de adopción y veremos a mi futuro hijo para finales de enero! —el cuerpo de Celty mostro su entusiasmo también.
—Solo que hay un mínimo error—carraspeo el pelinegro, asustando a los presentes—no será un hijo.
—¿A qué te refieres?
—¡Serán dos! —Shinra casi se desmaya.
Luego de pasada la emoción y agradecimientos, tomaban un poco de chocolate caliente mientras seguían hablando animadamente en la sala o bien, bailaban un poco.
El ex-informante miro desde la mesa el cálido ambiente frente a él, sin duda, había perdido muchas navidades con esas increíbles personas y se había lamentado de sus decisiones que le mantuvieron en soledad por varios años, pero ahora, mirándolos, supo que había valido la pena, todo parecía ir en cámara lenta, grabándose a fuego en su memoria, una lejana escena de su madre y él, frente al enorme árbol de navidad dispuesto a las afueras de la plaza principal de la ciudad le vino a la mente, podía sentir la misma calidez de esa noche, observo sus manos, los anillos en sus dedos, y hubiera jurado que por un instante, solo un breve instante, las manos finas de su madre yacían entrelazadas con las suyas.
Shizuo fue el único en darse cuenta de la falta de Izaya en la sala, luego de girar su cabeza alrededor, lo encontró en el balcón, la expresión en su cara, tan lejana, le preocupo, observo que llevaba un cigarrillo a sus labios, que acto lleno de sensualidad.
—Pensé que no fumabas—deslizo el cristal y lo cerro tras de sí.
—Los viejos hábitos nunca mueren—tenía la vista fija en la resplandeciente noche—¿quieres uno? —acerco su cajetilla, el rubio tomo el pequeño popote y lo llevo a sus labios, el pelinegro acerco la flama de su mechero, los marrones ojos de Shizuo admiraron las largas pestañas espesas del muchacho, parecían fragmentos arrebatados del cielo nocturno.
—¿Qué hacías aquí afuera? La fiesta está en su mejor punto—señalo el interior.
—No soy muy bueno con las multitudes, además, ellos lo pasan bien—miro a sus amigos, Erika obligaba a Dotachin a usar una diadema con cuernos de reno y los chicos de Raira competían en el karaoke de un villancico que no descifro—yo estoy bien solo mirando.
—¿No es eso algo solitario? —no espero aquella pregunta, accidentalmente, Shizuo descubrió como se haba sentido todos esos años, mirando desde la distancia la felicidad de sus más estimados.
—Lo es—confeso sin ningún temor—pero alguien debe hacerlo a veces.
—¡Mentira! Te puedo jurar que todos están especialmente más felices esta navidad porque tú estas aquí—Izaya miro un brillo en los ojos de aquel hombre, un sentimiento que no supo descifrar—así que, agradezco que hayas encontrado tu caja de sentimientos y te nos unieras—mostro su mano derecha—espero que los siguientes años sean cada vez mejor que este—Izaya estrecho su mano, una dulce sonrisa en la boca de Shizuo le conmovió de sobremanera, había pensado que jamás volvería a verlo así; muy lejos, escucho un conteo.
—Realmente agradezco haber conocido a alguien como tú—bajo su mirada—todos los días que pasamos juntos, seguirán siempre en mi memoria, los recordare con mucho afecto, todos y cada uno de ellos—subió sus ojos, con una mirada fija en los marrones de Shizuo—guardare todos nuestros recuerdos en mi corazón, los llevare tatuados en mi alma—recito sus votos como hizo en el pasado, cambiando un poco algunas líneas para no causar sospecha—he incluso si desapareces de mi lado, te esperare.
—Por toda la eternidad—los fuegos artificiales estallaron en el nocturno cielo, adornando los ojos del otro.
Los amigos de ambos salieron al balcón festejando, sin darse cuenta lo que ocurrió antes, Izaya deslizo sumamente su mano entre la de Shizuo, retrocedió al interior de la sala con un par de pasos, miro a la joven Varona posicionarse al lado del que era su primer amor, noto que su mano roso la del rubio, la tomo después de un intento previo, ambos eran bañados por la luz de los fuegos artificiales.
—Porque te amo—elevo la copa con su trago de vino tinto hacia ellos—adiós... mi primer y único verdadero amor—susurro, bebido toda la copa, tomo su abrigo.
Dejo la casa sin hacer un solo ruido.
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Rosez |Shizaya|
FanfictionMe pregunto, en mi soledad, si tú, ¿aún me amas? acaso, ¿me esperaras en la puesta de sol si te llamo? en el alto cielo nocturno, veo dos estrellas idénticas a nosotros, ¿tú también puedes verlas? aquí, a mi lado, me pregunto si vendrás. Las rosas...