Antes los silencios eran reconfortantes, amenos cálidos, certeros, de alguna manera llenaban los espacios vacíos que por cautela dejaban nuestras palabras escogidas, en el intento fallido de no entregarlo todo cuando ya todo había sido entregado y nos aterraba enfrentar la inmensidad de nuestros sentimientos. Era más fácil guardar, abrazar y resguardar eso que sin ver válido asumimos del otro.
Ahora, ahora los silencios son bordes afilados y manchados por el desastre que quedó de todo lo entregado y aquello que no se cumplió, eso que nos golpeó la cara y nos sacudió de la peor manera, para terminar donde estamos: sin saber cuál es la salida menos dolorosa, sin saber cómo carajo podemos volver a la carrera sin sentir que perdimos algo que le entregamos a un acompañante que se nos perdió en las tinieblas de las dudas, los miedos, la culpa y un falso arrepentimiento.
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Un sueño a través de letras
RomanceTengo está loca idea de hacer perdurable, a través de letras, mi historia con ella. Como queriendo que no se pierda entre la neblina del olvido, entre el pasar del tiempo y su enorme despiste; tan solo quiero que no solo viva el recuerdo en mi memor...