Capitulo XV

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Capitulo 15.

Derek

Un riachuelo recorría parte del bosque, haciendo que se divida en dos partes. Celeste, se acercó a él y metió su dedo en este, noté su alegría y como si le diese vida el hecho de estar en contacto con el agua. Ella cerró sus ojos y sonrió mientras respiraba el aire que los árboles nos regalaba, el viento hacía llegar a nosotros y el olor a agua limpia, podía notar su satisfacción, como si todos estos elementos le dieran vida, como si fueran parte de ella. Sonreí ante esta situación, porque es gracioso que una persona pueda sentir los elementos, es...

¿Podría ser cierto?, ¿podría uno sentir los elemento?.

Bah.

Me acerqué a ella y metí mi mano como ella dentro del agua, estaba fría, muy fría pero era agradable a su vez. Miré a Celeste, que sonreía mostrando sus dientes, el reflejo en el agua la hacía ver hermosa, los rayos de sol alumbraban su piel, la hacían ver más radiante que nunca, su sonrisa iluminaba todo a su alrededor y sus ojos... Sus ojos eran los que realmente hablaban por ella. Estaba bien, estaba feliz.

- ¿Es bonito, verdad?- ella asintió con la cabeza mientras sacaba su mano del agua.

Oí un ruido de pisadas en las hojas que estaba por el suelo y la tierra crujir, miré al otro lado del lago y pude observar a un ciervo, un señor ciervo.

-¡Anda mira Celeste!- la observé pero ella estaba retrocediendo, su mirada estaba perdida y juraría que sus ojos empezaron a cambiar de color.-¿Qué te pasa?- me acerqué a ella, pero apartó mi mano con la suya- ¿Temes de los animales así?- ella miró al ciervo de nuevo y luego a mí mientras negaba con la cabeza.

-Tengo... tengo que irme- murmuró y comenzó a correr.

-¡Celeste!- grité desesperado.

Celeste corrió tan de prisa que no era normal. La había perdido de vista.

Comencé a correr en la misma dirección mientras gritaba por su nombre, pero no obtenía ni una sola respuesta.

-¡Celeste!... ¡Solo quiero ayudarte!- dejé de correr cuando sentía que mis piernas no podían más-¡Vuelve!, ¡prometo ayudarte!- nada.. solo se oía silencio.

¡Espera!

¿Silencio?

Si estoy en un bosque y hay silencio significa que algo está pasando.

-¡Celeste!, ¡¿dónde estás!?- volví a gritar pero nada.-¡Celeste!.

Comencé a correr en dirección a la casa, a lo mejor ella volvió a la casa, quizás esté por lo alrededores. Suspiré cansado y seguí caminando.

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Cuando menos lo esperé, me di cuenta de que ya comenzaba hacerse de noche, el atardecer estaba cayendo y debía de primero encontrar a Celeste para regresar a la casa. Pero ya había caminado mucho y aún no la encontraba por ningún lado.

Noté mis piernas cansadas, mi cuerpo comenzó a perder energía y mis manos empezaron a temblar.

-No...Ahora no, por favor- susurré.

Pero ya era demasiado tarde.

El dolor en la cabeza comenzó hacer tan agudo que mi vista se empezó a nublar, pintadas negras veía alrededor del bosque, pintadas que me hacían saber, que volvía a tener otro ataque. Noté mi cuerpo caer como un peso muerto en el suelo lleno de tierra mojada, oía una tormenta avecinarse y yo aquí perdido y preocupado más por mi amada que por mi propia vida.

Celestial #1: Tú eres el elegidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora