Capitulo XVIII

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Capitulo 18

Derek

Celeste.

Celeste estaba ahí, apoyada en el marco de la puerta. Pero estaba muy diferente. Su cuerpo estaba cubierto con un uniforme negro militar, una camiseta ajustada de licra y unos pantalones militares, junto a unas botas militares también negras. Su cabello, estaba recogido en una cola estirada, dejando caer por su espalda, mientras que en su hombro ahora había otro tatuaje más: una rosa con espinas.

 Su cabello, estaba recogido en una cola estirada, dejando caer por su espalda, mientras que en su hombro ahora había otro tatuaje más: una rosa con espinas

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Su mirada estaba conectada con la mía pero ambos estábamos perdidos en un mar de preguntas. Sus ojos, estaban de ese color negro, el mismo color con los que me miró antes de desmayarme. Sonrió tristemente y una lágrima recorrió su mejilla, entonces fue cuando algo dentro de mi hizo que notase de nuevo algo: tristeza. Acerqué mi mano a su cara y limpié esa lágrima rebelde, ella al notar mi contacto cerró sus ojos y suspiró como si necesitase de mi contacto para poder respirar. Y así lo supe, por eso ella tiene un aroma que me había enganchado desde aquella mañana, un aroma que mi cuerpo anhelaba y que había buscado por tantos años. Aspiré su aroma a bosque y fue cuando mis rodillas fallecieron hasta caer delante de ella.

-Lo siento- dijo ella sin más negando con la cabeza. Se agachó quedando a mi altura, agarró mis mejillas con sus manos y juntó nuestras frentes.- Espero que algún día me perdones por todo esto Derek, espero que seas feliz algún día y encuentres a alguien que te haga verdaderamente feliz- dijo en un susurro y besó mis labios cortamente para marcharse del lugar donde me encontraba.

Miré de nuevo mi reflejo y ya no me sorprendía tanto la verdad. Me miré ahí, sentado. Solo. Pero me volví a levantar y me miré con mayor atención, analizando todo lo que mi cuerpo había cambiado.

 Pero me volví a levantar y me miré con mayor atención, analizando todo lo que mi cuerpo había cambiado

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Unas enormes alas negras, brillantes, llenas de plumas gruesas y hermosas, se abrieron a mis laterales, donde en cada una había una garra afilada y gruesa que podría arrancar y romper la piedra más dura que existiese. Mis músculos crecieron algo más, mi piel había tomado un tono un poco más pálido de lo normal. Me notaba mucho más fuerte, no notaba mi peso corporal, nada. Mis ojos, ya no eran marrones, ahora tenían una tonalidad entre rosado y violeta. Tenía mucha sed. Y entonces, en mi hombro, estaba el mismo tatuaje que Celeste tenía en su hombro: una rosa con espinas.

Celestial #1: Tú eres el elegidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora