Celeste Walker, tras la muerte de su padre y la traición de su madre, decide irse junto con su hermano Alex ha Inglaterra.
Su pasado le persigue y sus secretos le torturan día a día por no poder volver hacia atrás y remediarlo, pero por algo sucede...
Aún no podía creer que Derek, estuviese aquí, a mi lado. Como si nada pasara.
- Según lo que he podido observar en estas horas es que tu "don" son los elementos- asentí.
- Domino los cuatro elementos: aire- comencé hacer que una gran ráfaga de viento rosara el agua de la playa haciendo un pequeño tornado de agua, Derek abrió grande los ojos y sonreí- tierra- sin más apoyé mi mano en una piedra y esta comenzó a elevarse- agua- hice una gran burbuja de agua en el mar haciendo que estallase con la piedra- y fuego- sin más hice un puño con mi mano derecha y cuando lo abrí una bola de fuego apareció de esta.
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-Impresionante- murmuró Derek.
-Pero no solo puedo controlar los elementos- el frunció el ceño- al dominarlos, cada elemento tiene algo que ver con el clima, por lo que cuando quiera y según el estado de ánimo que tenga puedo crear una tormenta, el cual está el elemento del agua, un gran tornado o ventiscas, que es el elemento del aire, puedo comunicarme con la naturaleza y los animales les gusta mi presencia, porque saben que complemento sus hogares con los elementos, el cual es de tierra y puedo hacer que de un día nuboso, haya un día de calor, ya que el sol tiene el elemento del fuego y calor, así domino en parte el hielo ya que tiene el elemento agua y con el viento frio puedo crear hielo, aunque es muy difícil controlar los elementos a la vez, es cuestión de práctica.
- O sea, que tendré que tener mucho cuidado contigo- reímos soltando una carcajada.
-En parte, sí.
-¿Y por qué te cambian los ojos?
- Cada criatura tiene algo que las identifica, no solo su aspecto o la magia que obtenga. Los vampiros o "congelados", como nos solemos llamar nosotros, no solo tenemos "dones" sino que nuestros ojos cambian de color según el estado de ánimo que tengamos.
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