Hermanos

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Les seguí porque era de vital importancia que todo lo que el intruso tocara, volviera a ser mío. Él insistía en acercarse a mí, no lo permití, todas las veces le advertí que se alejara, incluso empujándole la mano para que no se atreviera siquiera a rozarme

-Tu gato me odia, Enjolras- le dijo el intruso a mi dueño, ¡está mintiendo!, quiere ponerle en mi contra. Le ordené que se callara y me apresuré a aclarar las cosas, "no lo odio, solo quiero que se vaya de mi casa"- le explique a mi dueño subiéndomele encima para que se centrara en mí y Alexandre solo me rascó volviendo su atención al otro

-No puedes agradarle a todos, Courfeyrac, tal vez sea tu némesis- escuché que le dijo entretenido

Tuve que implicarme, puse mis patas en su cara y la desvié hacia mí, no había porque oír al intruso, "no lo odio, está mintiendo"  juré, logrando por pocos segundos que mi dueño se olvidara de él, pero embusteramente escuché que el intruso soltó a reír. Le ordené que se callara y contrario a mi orden, volvió a hablar

-Me odia porque sí, no le he hecho nada, ¿has pensado que tal vez, está loco?- se atrevió a preguntar el tal Courfeyrac, ¿Loco yo? No estoy loco, él no es de confiar, es malo, se le nota

-Tal vez es lo suficientemente listo para desconfiar de ti- le aseguró Alexandre sin mirarlo y sí, ¡eso soy, soy el ser más listo de aquí, de mis hermanos era el mejor cazador y al intruso lo quiero fuera de mi casa!

Lamentablemente, contrario a mis deseos, ese se pasó todo el día con nosotros. Al poco de llegar, yo ya estaba agotado de seguirles. No era fácil volver a tocar todo lo que él tan siquiera mirara, pero debía hacerlo para dejar claro que todo en esta casa era mío y me vi en la obligación de pasar el día tras ellos. Por fin nos llamaron a comer, muero de hambre, bajo con ellos y me meto bajo la mesa antes que Padre me vea y arriba. Comienza a oler delicioso

Quiero salir a comer directamente del plato, pero no puedo, debo esperar, me recuerdo y al fin un primer pedazo cae a mi lado, lo comí y sabe delicioso, quiero más. Me froto en mi dueño con insistencia y un aroma de algo más llega a mí, camino bajo la mesa hasta detenerme frente a él, el intruso está comiendo algo más, puedo olerlo y también quiero, así que me paso entre sus pies, él retrocede el puesto y sonríe al verme, lo miró, y sigo paseándome entre él esperando mi comida y minutos más tarde, me acerque a su mano a comer directamente de ella y así me la pasé, comiendo lo que cada uno me da

Estoy repleto, me estiré con cansancio y salí de mi escondite escuchando como Padre aclaró la garganta al verme, mi dueño y el intruso, sonrieron forzadamente. Los van a regañar por traerme a comer, pero solo quiero dormir, estarán bien, me digo antes de acomodarme en uno de los sillones y cuando abro los ojos, estoy en mi habitación sobre la almohada, me estiro y vuelvo a dormirme. La siguiente vez que desperté, toda la casa estaba oscura.

Mi dueño duerme en su cama y yo estoy en la mía, salto de ella cuando la veo, ¿Por qué estoy ahí si yo estaba en la almohada en que duerme ahora mi dueño? Subí a su cama e intenté hacerle a un lado para que me regresara la almohada, pero solo se removió, así que palmeo su rostro, pero no despierta, aunque tantea la cama hasta dar con otra almohada que pone para mí. No quiero esa, quiero en la que él, está durmiendo. Que coja la otra para él, insisto y finalmente logro despertarle y hacer que me dé mi almohada y una vez acomodado a su lado, le veo unos segundos y justo antes que vuelva a dormir, decido que ya dormimos suficiente, tengo algo importante que decirle y debe ser ahora

-He decidido que si esta casa es mía, no puedo tener dueños o amos, puedes ser mi aliado si quieres, solo porque eres agradable- le planteo y le oigo quejarse y ponerse la almohada en la cara, palpo la almohada, pero no la aparta, así que me meto bajo ella y sigo explicándole como serán las cosas a partir de ahora- mamá dice que ustedes son familia, así que serías mi hermano, pero soy el mayor- aclaré antes que me tome del lomo y me deje a un lado

-Robespierre, ¡ya cállate!- me pide y me subo a su pecho para que despierte y embusteramente me rasca tras las orejas logrando que me duerma, igual que él, pero solo me dormí porque no tenía nada más que decir

El Guardián de L'ABC [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora