Corrí hasta ahí, aunque ya estaba todo en medio desorden y mi enojo y decepción por Mo crecían con cada paso. ¿Estuvo siendo una hipócrita todo ese tiempo? ¿Porqué; qué estaba mal en nuestra sociedad?
Agarré su brazo izquierdo, haciendo que cambiara su rostro de satisfacción a una de molestia.
-¿Qué quieres, princesita?-Me burló, como si hace media hora no fuera la misma que yo, como si nunca hubiera sido su mejor amiga. ¿Nunca lo fui?
-Soy Vania Sparks y lo sabes, muy bien. ¿Qué te pasa? ¿Qué es este intento de revolución?-Ella se soltó de mí y me sonrió.
-No es un ataque patético de egoísmo, Vania, es todo esto. La sociedad y el dinero, estamos destruyéndolo y ya no iba a esconderlo, por que es la verdad.-Fruncí el ceño. ¿Mi mejor amiga una corrompe-sistemas? ¡Wao! Que decepción.
-¿Estás con los anarcos de esta tarde?-Apretó los labios y sonrió muy orgullosa.
-Sí, estoy con los revolucionarios y no con su estancamiento poco inteligente.- Rió y se giró para ir a destrozar con los otros.- Avanza y sé subjetiva, ¡que mierda!-Corrió y comenzó a tirar cosas con los demás.
La chica rubia estaba ahí y el cabeza de escobillón y el chico rapado que se sostenía en el rubio con delineador de ojos...¿Dónde estaba ese?
Giré sobre mis talones y contesté mi pregunta. Saltaba en un sillón y repartía champaña de boca en boca con una puntería de las mil madres.
-¡Baja de ahí!-Grité. Sus botas con lodo arruinaban el tapizado de mi madre.
La alfombra quedaría con olor a alcohol y colilla de cigarrillos por sus culpas.
Me quité uno de mis tacones y se lo tiré a un brazo. Me miró riendo y levantó su dedo del equilibrio.
Caminé al grupo de dos chicas y dos chicos y los empujé.
Ellos, riendo se fueron y tiré del brazo al estúpido con más tatuajes que razonamiento.
-Esclava del consumismo, la industria te tiene, nena.-Empinó la botella en su boca y la lanzó, haciéndola quebrarse en una pared.
-¿Porqué todos ustedes hablan así?-Lo empujé, intentando deshacerme de él.
-¡Por que podemos!-Me empujó y corrió dentro pateando todo a su paso.
Los invitados abandonaban asustados y molestos de mi hogar y mis padres se fueron arriba, llamaron a la policía, quien llegó un tiempo después.
La mayoría logró correr y los otros estaban bastante drogados para eso. Las celdas les hacían juego con las cadenas de su ropa.
-Hay que hacer el documental, ¿no crees, Van?- Se burlaba Mónica a mi espalda, quien logró salvarse de que la pillaran. No podía creer que esa haya sido mi mejor compañía horas atrás.
-Largo de mi casa.-Murmuré con los puños apretados. Ella se acercó a mí y soltó una bocanada de humo en mi cara. ¡Maldición! Me había tratado el cutis la tarde anterior.
-Mejores amigas, Van.-Besó mi mejilla rápidamente y me pasó de largo.- Aún te quiero.- Y escuché mi puerta cerrar por última vez.
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Punk
Teen FictionEran cambios para mí. Entré a un mundo en el que cualquier forma de pensar era la correcta y podía ser yo, sin pretender más. La sociedad cada vez estaba ausentándose en mi conciencia y su forma de dominar mentes ajenas.