"Ponerse al día"

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4.21 p.m.
Satisfecha de mi comida con Trent, un rato después, la puerta llamó.
No sabía si atender o no, pero él dijo que no me prohibía nada y tenía curiosidad (agh, pareciera como que me acordara de todo sobre él)
Mo se veía muy linda, bien, con lo que se pusiera encima lo haría.
Llevaba una blusa roja y pantalones ajustados, con cortes por todas partes, negros y botines negros también.
-¡Mo! ¿Cómo estás?-La jalé hacia adentro y la abracé, incluso si se ponía incómoda o fuera una ley anti-izquierdos o algo.
-¡Van, bien! ¿Y tú? Estás...en pijama y con heridas...-Entrecerró los ojos, analizando la situación.-¡Lo mato, si es necesario!
-¡No! Fue algo de los dos, la hemos pasado bien.-No podía con su expresión de "que-coño-te-sale-por-la-boca-aparte-de-mal-aliento". Me hizo reír.-No exageres.
-¿Qué, yo? ¡Claro que sí! Vístete ahora, vamos a salir, maldita perra.-Me empujó a las escaleras y subimos juntas, después de sacar ropa de mi bolso con cosas...que ya se me iban a repetir y no tenía plan de ir a recargar.
No me esperaba ver a Mo, últimamente no pasábamos tiempo como antes y casi que nuestra amistad la daba por finalizada.
Suponía que ella creía lo mismo y que ya no era su tipo de juntas.
-¿Ya? Joder, no vamos con Obama...-Se quejó tras la puerta del baño.-Hola, Trent.
-¿Qué pasa?
-A Vania le gustan las tetas, vírate, tú no vas.
-Jódete, Nica.-Salí apurada solo para verlos.
Trent revolvía el cabello de mi amiga y sonreían.
-No me gustan las...mamas.-Corregí el termino bárbaro y evité contacto visual con ambos.
-Tetas, les dije te...
-¡Sé lo que has dicho!-Corrí mi rostro rojo. ¿Cómo se le daba tan bien hablar así?
Oí la risa de ambos.
-Hablando de tetas, ¿me pasas a dejar cerca de Sandy?-Empuñé las manos al oír eso y me adelanté a la escalera.
-Esa mujer las tiene de ensueño.-Mencionó mi amiga (y sí, sonó raro)-Vale yo te dejo. Apúrate.-Corrió hasta a mí, que ya estaba en la puerta y fingía que miraba el móvil.
-Está bloqueado. No creo que tu portada sea lo mejor para fingir que no escuchaste.-Rió casi en mi oído.
Maldije.
-Como sea, Sandy espera.-Abrí la puerta con una molestia inexplicable y tomamos paso hasta el auto y esperamos al rubio coge tetas perfectas y rudas con olor a basurero...
Un texto me llegó antes de partir: "Oye, cm q los c los t pikn el culo (;
-Mo.(creo que tienes mi número hace 100 años)"
Le negué con la cabeza y busqué entre sus cosas algo que escuchar. ¿Qué putas era PanterA? No sabía y lo puse.
-Estos son como Metallica.-Opiné y Trent soltó una risa por detrás.-Ocupa esa boca para chupárselas a Sandy, ¿quieres?-Y le dediqué mi dedo de en medio. Creo que mi comportamiento se fue al hotel por mí, solo de un segundo a otro.
-Solo me sorprendía que conocieras Metallica.
-Como sea.
4.47 p.m.
A medio CD, el idiota suspiró y se despegó de su asiento para pasarse adelante. En mis piernas.
-¿Qué coño te pasa por la cabeza?
-En este momento...el tuyo, muy bonito por cierto.-Lo cogió por el otro lado y, aparte de avergonzarme, me hinchaba los cojones.
-Ya, vagabundo, estamos aquí.-Avisó Mo, con una sonrisa repentina.
-Gracias Mo. Adiós, princesita.-Abrió la puerta y subió la reja de entrada sin problemas.
Bufé. Era un falta de respeto.
-Voy a fingir como que no noto que te mueres por ser Sandy ahora.-Arrancó el auto y yo puse cara de asco.
-¡Mónica Moran, ni hablar! Él es muy...no de mi tipo.-Me crucé de brazos y seguí forzándola a retractarse.
-Bien, ¿y para qué sigues el tema? Era una broma. Si te gusta es tu tema.-Me calló y, para tapar el sonido del silencio, le subí a "PanterA".
5.08 p.m.
-Ahora, ¿vamos por comida pagada o del basurero?
-Vete al diablo, Mo.-Caminé dentro del restaurante y busqué alguna mesa cerca de la ventana.
Era un lugar naturista de comidas vegetarianas, era algo específico, por lo que no habían demasiadas personas.
5.27 p.m.
-¿Y habrá algo más que hacer esta semana?-Pregunté a mi amiga, mientras disfrutábamos los jugos de fruta.
Yo no pedí de comer, porque lo que hizo Trent fue suficiente. Y estaba buenísimo.
-¿Por? ¿Te apuntas de nuevo?-Se notó la emoción de un momento a otro.
-Creo que te doy la tercera y última chance.-Di mi aprobación y guiñé un ojo.-Además, debo proseguir con el proyecto y voy bastante adelantada. Ansío más.
-¿Y cómo reaccionan tus padres? Osea, creo que ellos no están muy de acuerdo con...¿qué hablo? Te fuiste de la casa.-Se rió y yo rodé mis ojos sin gracia.-Y con Trent. ¿Por qué con él?-Levantaba y subía sus cejas, ansiosa por indagar.
Un idilio con Trent sería como anticiparse a la muerte de Romeo y Julieta.
-Iba saliendo para ir a un hotel y él estaba fuera de mi casa, para hacer las pases y terminó ofreciéndome estadía.-Di un trago a mi bebida para quitarle relevancia.
-¡No te creo que él...-Reía sola. De una broma interna que no compartiría conmigo.-Hablaré con ese estúpido.-Se calmó y miró a su derecha, donde unos chicos la miraban raro. Ella les hizo un gesto de golpear su palma con el puño y ellos volvieron a sus puestos.
-¿Y cómo vas con Linda? ¿Todo cool?
-Ella es más que cool, es la mujer que siempre me he imaginado. Es divertida, es firme, es linda y es una luchadora.-Se emocionó.-Ella rompe el prototipo de las rubias, ¿sabes? Ella realmente piensa todo lo que va a decir antes de y sino, si no le conviene, se aleja. Claro, no anda diciendo palabras al aire.
»Y puedo entenderla, creo que ella es el "hombre", porque ella dice todo de frentón y no se va en rollos.-Confesó y la vi realmente perdida en describirla.
Me hacía muy contenta que ella estuviera feliz y conforme con lo que había conseguido. Esperaba que así estuviera por un largo rato, porque somos como familia y, si la dañaban, que pasaran por sobre mí.
-Bueno, ¿vamos?-Asentí y di el último sorbo de mi jugo, antes de pagar y marcharnos.
6.14 p.m.
-¡Mo! Ahora me acuerdo, se me va a acabar la ropa de cambio y me viene el "amiguito rojo".-Mencioné en medio de la calle.
-No te preocupes. Tus papás casi nunca están en casa y...¿amiguito rojo? Van, muérete.-Rió y desvió el camino, para ir de inmediato a mi casa.-Me sorprende que no te esté buscando la SIA, la FBI o un guardaespaldas a esta altura. ¿No te han llamado?-Gruñí e hice un gesto de indiferencia con la mano.
-Mi mamá solo quería un legado de hija tipo siglo diecinueve, no lo toleré y me fui. Ella tampoco tolera que le toquen la reputación y su dinero, oliéndole los bolsillos a mi padre. No estoy para esa ideología degradante.-Mo levantó la palma de su mano y la choqué con la mía.
Sí, era demasiada basura innecesaria que cargar. ¿En eso se basarían nuestras vidas? ¿Ir de falsa, inútil e idiota tras el dinero? ¿Qué clase de beneficio te entrega ello? (Hablo de ir más allá del pensamiento consumista superficial)
-Bienvenida al lado oscuro.-Hizo voy tétrica Mo, justo estacionando frente a la casa.
-Vuelvo en un rato.-Ella asintió y yo corrí dentro y directo a mi cuarto.
Seguía como antes, seguía como lo dejé. Ellos ni siquiera estaban atentos a mi ausencia y celebraba por ello.
Cogí otro bolso y metí ropa hasta el tope (incluso si no combinaba) y un par de zapatos más.
Papeles de estudio y mi lap top pegué al pecho y, como si hubiera un monstruo mirándome, corrí fuera.
-Uau, tres minutos con cinco. Magnífica.-Y aceleró a las calles otra vez.-Y, ¿cuando el chico de la capa roja?-Ella también inventó un nombre ridículo, en burla al mío.
Era simple de entender: me molestaba la palabra "periodo" o "regla". ¿Qué? Sonaban como muy brutales, tales como "tetas", "pene", "toallitas", "vagi...¡no! Mucho para mí.
-El lunes.
-Mañana.-Dijo obvia y yo le hice cara de tonta y repetí "mañana", en tono tonto.-Sí, se nota.-Rió por mi pesadez.
Al llegar a una farmacia iba a llevar mis compresas, muy en paz, pero...
-Cuento tres y corres al auto.-Susurró, fingiendo que veía taponcitos (es otra palabra que me da asco)
-¿Qué?
-O me las llevo yo, Vania.-Me presionó.- Uno...dos...¡Tres!-Ambas pegamos un salto hasta la puerta y, como si tuviéramos propulsores en el trasero, corrimos al estacionamiento en un segundo.
Partimos, armando drama de nada. Nadie nos seguía. ¿Quién se muere por un paquete de esas cosas?
-Tu primer robo, que honor estar ahí.
-No sabía que los punkis robaban, pensé que lo creían estúpido.-Yo suponía muchas cosas. Yo no los entendía, yo debía dejar de ser tan tonta.
-Sí lo es y deja de llamarme así.-Reprimió.-Lo hice por una razón: ¿por qué pagar por higiene? ¿Uno debe pagar por su seguridad, limpieza y comodidad? Yo no abalo los actos sin justificación.-Sacó una de esas mierdas blancas entubadas.
-Agh, ¿es ley ser anarco y fumar?-Critiqué cabreada.
Eso provocaba cáncer, tenía veneno de rata, era un olor seco y amargo, arruinaba tu cutis y te cagaba los pulmones. ¿El punto? Ser un idiota, al parecer.
-Me gustan estos por que tienen mentita y es como inhalar menta. Los otros no tienen gracia.-Detuvo el auto junto a un parque.-Inténtalo.-Sacó uno más para mí y lo pensé cien veces antes de cometer ese momento.
Al presionar un botón se expandía un sabor en extensión por todo el tubo y se sentía tu garganta y boca mentolada. Era realmente fuerte, pero era refrescante.
-¿Ves? Y yo no soy buena para esas cosas, la verdad.
-Sí, como sea...ha sido genial, loca de mierda.
-Tú también, siempre cool, princesita.

PunkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora