Persiguiéndote

Portador De Tu Juramento [XVI]

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Dentro del reino oscuro, Caín estaba sentado en el suelo. Su compostura era muy diferente de la inicial. Estaba mucho más tranquilo y no había resentimiento en sus ojos. Miró al ángel frente a él y estaba enredado por lo que acababa de escuchar y experimentar. Siempre había odiado a los seres divinos por lo que sucedió en su pasado y por cómo fabricaron todo.

Fue el primer hijo de Adán y Eva y fue amado por sus padres. Al ver que iba a tener un hermano menor, se sintió perplejo, ¿cómo iban a cambiar las cosas después de que haya nacido? A medida que pasaban los meses, se puso cada vez más ansioso. Para el décimo mes, su madre finalmente estuvo en trabajo de parto. Él y su padre estaban fuera de la habitación, él estaba sentado en el suelo agarrándose las rodillas mientras su padre estaba sentado tranquilamente a un lado.

La razón fue por el castigo y la clemencia que recibieron de Dios. Su madre fue maldecida para tener dolor intenso durante el parto. Había escuchado de su padre dominante que cuando su madre lo parió, casi no lo logró. ¿Cómo podía imaginar una vida sin su madre? Ella era su todo, la que lo colmó de amor mientras su padre le daba un amor duro.

Ya había pasado medio día desde que Eva entró en los aposentos, pero no había señales de que saliera. Justo cuando el pobre Caín se iba a quedar dormido, los gritos desgarradores de su madre resonaron en la habitación. Caín se levantó bruscamente y caminó hacia la puerta. Su padre colocó una mano sobre su hombro, impidiéndole entrar.

Continuaron esperando fuera de los aposentos. Pasaron treinta minutos, luego se convirtió en una hora. En el minuto antes de las dos horas, se escucharon los sonidos de una nueva vida. Los gritos eran tan claros y fuertes como el sonar de las campanas, también sonaba muy... lindo.

La nodriza salió con la cara llena de sonrisas, "¡Señor, tienen otro hijo!"

Poco después se les permitiera entrar, su madre yacía en la cama. Su cabello estaba suelto y algunos mechones se pegaron a su cara por su sudor, justo a su lado había un pequeño bulto. Caín se tambaleó y se asomó al bulto. Tenía curiosidad natural por lo que había dentro. Se encontró con dos grandes ojos redondos y una cabeza casi calva.

Cuatro ojos se miraron el uno al otro. Aunque Caín sintió que su hermano menor se veía un poco arrugado, quedó cautivado por él. Pasaron los años y ambos crecieron. Tenían otra adición a su familia, Seth. Caín y Abel crecieron muy cerca y eran como dos chicharos en una vaina. Dondequiera que uno estuviera, el otro no estaba muy lejos. Mientras que Caín tomó más la apariencia y actitud de su padre, Abel había heredado más el aspecto suave y gentil de su madre. También era muy delgado para un hombre.

Con el tiempo, Caín se sintió cada vez más atraído por Abel. Pensó que era solo amor fraternal lo que sentía hacia Abel, pero cuando preguntó por allí, le dijeron que lo que sentía era "amor". Caín se sintió complicado porque sintió que estaba mal amar a su hermano menor y especialmente porque eran hombres. Entonces eligió esconderlo.

Era más fácil decirlo que hacerlo. A menudo se encontraba pensando en Abel sin parar e incluso experimentó soñar con hacer actos indebidos con Abel. Se sentía avergonzado, decepcionaría a su padre y a su madre si alguna vez se enteraban.

Era más fácil decirlo que hacerlo. A menudo se encontraba pensando en Abel sin parar e incluso experimentó soñar con hacer actos ilícitos con Abel. Se sentía avergonzado, decepcionaría a su padre y a su madre si alguna vez se enteraban.

Con el tiempo trató de distanciarse de Abel, pensando que sus afectos disminuirían con el tiempo. Pero estaba muy equivocado. No viendo a Abel durante cinco años, se quedó estupefacto por la belleza pura del muchacho. Su aspecto era exquisito y nada podía sostenerle una vela. Casi perdió el control, quería abrazarlo. Vincularse y convertirse en uno como lo hicieron sus padres.