—¿Algo más estúpido no puedes decir?— pregunté sacando un cigarro.
—Suerte con eso Charlotte—se dio la vuelta y se fue a la bodega.
—Qué intensa—dije para mi misma mientras me apoyaba de la barra, levanté inconscientemente la mirada a la pista de baile y ver a las personas divertirse pero por desgracia mi mirada se encontró con César allí bailando al compás del ritmo de "Calladita" con una mujer hasta cierto punto atractiva (no como yo) la mujer esa restregaba su trasero en él sin vergüenza, sin descaro alguno.
—Que asco—bufé enfadada al ver como César tomaba su cintura y sus muslos para tenerla más cerca, en pocas palabras pegada a él mientras besaba su cuello.
Dándole una calada al cigarro molesta ya que si van a follar que al menos tengan la decencia de ir a los baños o no sé. La piel se me puso de gallina y mi se me cortó la respiración cuando los ojos de César se encontraron con los míos mientras él mordía la oreja de la mujer.
Dios ¿Qué pretende este hombre?
Inmediatamente le di la espalda, fue lo único que se me ocurrió está más que claro que no iba correr se vería muy tonto e iluso. Tratando de ignorar esa sensación le di una lenta y suave calada reteniendo el humo, cerré los ojos tratado de escapar del estruendóso ruido del ambiente y haciendo un débil intento de ignorar el dolor de cabeza que me tenía cansada al igual que los mareos.
Sólo necesitas un baño y dormir hasta el día siguiente
—Hey— ignoré el llamado tratando de calmar el dolor y el mareo pero se hizo más constante tanto que tuve que detenerme de la barra.
—Niña quiero mi martini ahora— repitió la falsa rubia mujer haciendo un movimiento con la mano para que me apresurara, resoplé tratando de no caer y quedar tendida en el suelo. que para variar es la que anteriormente estaba con César
Fue un milagro que lo lograra preparar porque todo me daba vueltas, no podía estar de pie por mi misma tenía que sostenerme de algo.
—¿Qué miras?—preguntó mirándome con indiferencia.
—¿Hay algo bueno que ver?—respondí con la voz ronca. Lo que me faltaba la rubia inútil quiere que le de su medicina, a ver si con mis puños le saco las raíces cafés de su cabello.
—¿¡Qué dices niña!?—chilló pateando el suelo poniendo el martini con brusquedad en la madera de la barra.
—¿Acaso estás sorda?—pregunté con mi pasiencia en los suelos—¿Quieres que te lo diga de nuevo?.
—Una empleada buena para nada como tu no me puede hablar así— meneó sus caderas moviendo exageradamente su cuello—¿entienes niña? mi novio está esperando el martini.
—¿Qué esperas para llevárselo?—sonreí ladeando la cabeza—Además de sorda eres estúpida... en serio mi más sentido pésame a tu novio—De la nada ella vació el martini en mi ropa y dejó caer la copa haciéndose añicos mirándome con una sonrisa cínica.
—Te dije que mi novio espera el martini ¿por qué no mejor cierras tu boca y haces tu trabajo?
Yo no limpiaré eso. Esto se me está saliendo de las manos, al ver mi uniforme mojado y la copa hecha pedazos sólo hará que lo descuenten de mi salario.
—¿Sabes lo que acabas de hacer?—pregunté entre dientes enfadada lista para ponerla en su lugar.
—Se me resbaló
—¿En mi ropa?—pregunté con una risa sin gracia—¿Qué pasa si mi puño se resbala en tu cara?
—Callate.
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Oneroso
RomanceTodo lo malo, lo malísimo lo puedes reunir en un pequeño cuerpo de 152 lb. Charlotte Fooster, esa chica de dieciséis años. No le teme a nada, su personalidad intrépida la hace extremadamente beligerante, lo que hace que los problemas sean como lluv...