Demonios.
—Eh, umm—dije pensando que hacer, carraspeo la garganta fingiendo la voz más grave— En un momento señor.
¿Qué hago? ¿Qué hago? Maldita sea.
-¡Hey Charlo...
La estúpida de Victoria venía hacia mi, inmediatamente llegué a ella con rudeza tapé su boca y la llevé hasta los baños.
-Uy, ¿Tan rápido cambiaste de opinión?
La empujé lejos, haciendo que chocará con el espejo e hiciera una mueca.
— Auch.
— Cúbreme, cubre mi turno de la hora que falta.
Escupí las palabras para dirigirme a la puerta casi corriendo para salir de aquí ya.
-Hey- llamó- ¿Crees que son así de fáciles las cosas Charlotte?
— ¿Qué?
— Todo tiene un precio —sonrió acercándose a mi— Lo haré, claro que sí...pero.
A ver con que estupidez sale hoy.
— Si me das un besito lo haré— empezó a rodearme — O mejor, ¿por qué no vas a mi casa? Y jugamos un poco.
No me joda, ¿Me estas jodiendo?
—¿Esto es una broma?— reí irónicamente—Ni en tus sueños.
—Ay cariño en mis sueños haces de todo conmigo— sus carcajas resonaron por todo el lugar— entonces me iré ya que mi turno terminó.
—¡Espera!— dije tragando mi orgullo—¿No puede ser otra cosa?
Sonrió hasta llegar a mi.
—Lo que dije quiero.
—A pues vete al demonio— la empujé para salir de los baños dando zancadas pero su mano en mi hombro me detuvo.
—Esta bien, está bien tu ganas— suspiró desganada— Sólo...una ¿Selfie?.
Bueno... Es sólo ¿Una foto no?
Ella rápidamente rebuscó en su bolsillo y sacó su celular eufórica tanto que puede ver su mano temblar.
—No se como tomar la foto—titubeo— No imaginé llegar tan lejos.
— Cállate.
Dije para después tomar su celular de sus manos y lo acerqué a nosotras, no soy fan de las fotos, no me gustan.
—Estoy muy cerca de ti.
Eso ya lo sé, estúpida.
—¿Por qué no sonríes?—preguntó luego que tomé la foto— sonriendo te verías más linda nena.
— No abuses de las circunstancias— dije entregando el celular a sus manos— es sólo una selfie no una sesión de fotos.
—Está bien, aún así estoy feliz.
—No te hagas ilusiones.
— Sí, claro— suspiró para acercarse a mi metiendo algo en mi bolsillo trasero— Ya puedes irte a hacer lo que harás.
Salí de los baños para ir a los casilleros, saqué la mierda de uniforme, salí por la puerta trasera que me lleva directo a mi Oliver.
Saqué las llaves pero mi cara contraminó contra la ventana del copiloto, respiré profundo porque claramente el golpe me dejó aturdida; no podía mover porque mis manos estaban atrapadas y sujetadas.
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Oneroso
RomanceTodo lo malo, lo malísimo lo puedes reunir en un pequeño cuerpo de 152 lb. Charlotte Fooster, esa chica de dieciséis años. No le teme a nada, su personalidad intrépida la hace extremadamente beligerante, lo que hace que los problemas sean como lluv...