Capítulo 21: Días Menos Malos

33 36 2
                                    


-Niña- llamaba César, tratando de despertarme- Hey pequeña, despierta. Ya es de día.

-Noo- refunfuñé cubriendo mi rostro con la suave cobija

-Ya es hora, hace un buen día y tienes que hacer muchas cosas

-¿Qué cosas? Estás loco- me di la vuelta pegando mi cara en la almohada- todo los que haré es en la tarde.

-Ya es tarde

- Es de mañana Cesar, puedo oír a los pájaros que cantan siempre a las 6

-Despierta, ya preparé el desayuno

Imaginé unos huevos revueltos con tocino y jamón con tostadas hechas de mantequilla esperándome en la mesa, que hambre. Como que de repente me dio hambre

-Una ensalada de fruta. Um, delicioso

-Vete al diablo- como que se me quitó el hambre y me di la vuelta alejándome de él llegando al otro extremo de la cama

-Okay ¿No te quieres levantar?- sólo respondí con un gruñido como un "no" rogando que se fuera-perfecto- dicho esto sentí la cama hundirse por su peso, y en menos de unos segundos sus brazos rodeaban mi cintura pegándome a su pecho y rápidamente se me subieron los colores a la cabeza sin poder medir la respiración y la fuerza de mis latidos, Dios, suena como si he corrido un maratón y más cuando sentí su voz y aliento en mi nuca.

-Aún tienes olor a vainilla- dijo sin descaro alguno quise alejarlo con todas mis fuerzas, lo prometo, quería darle una patada pero mis piernas temblaban al igual que las manos, ni siquiera parpadeo, oh no, estoy mal, mal ¿Qué es esto?

-¿No te vas a levantar?- negué tomando sus manos de mi cintura tratando de alejarlas pero sólo logré dejarlas allí reposando, cielos, que me pasa.-Eres una chica mala Charlotte- su nariz acarició mi cuello dejando un dócil beso en este, suficiente para destruir mi sistema nervioso-aw que tierna se te puso la piel de gallina ¿Quieres otro?- sentí como rozaba sus labios he inmediatamente lo empujé con los codos y me levanté.

-Me iré a bañar primero y luego bajo a desayunar - dicho esto me encerré en el baño y escuché desde aquí como su carcajada burlesca se alejaba hasta que cerró la puerta dirigiéndose a la cocina.

Maldito morboso.

Terminé de bañarme y me puse ropa que para mi sorpresa era nueva, yo no necesito ropa nueva. César maldito enfermo superficial.

Una inevitable sonrisa de lado se hizo presente en mi rostro y no me disgustó en lo absoluto. Sólo constaba de algo simple como me gusta una playera tipo polo y un short con unas addidas blances... Demonios ¿Addidas? nuevas wow. Bueno ya que no tengo ganas de andar desnuda por la casa tampoco. Me acomodé el cabellos

¿Desde cuándo me preocupo por mi cabello? jsjs no importa creo. Aupongo que no esoy acostumbrada a usar ropa nueva me afecta.

Bajé trotando las escaleras y en el comedor la mesa constaba de dos platos servidos. Me extraña que César se tomara la molestia de darme dos platos para comer, me parece una falta de respeto que nunca lo haya hecho. Me senté y comencé a comer mi ensalada de frutas con leche de almendra.

-Hola pequeña- esa voz, esa maldita voz. No es una maldita voz que la escuchas y no te molesta, o es una maldita voz aguda que te toca los huevos.

Claramente los huevos que no tengo.

Asentí como respuesta y empecé a comer totalmente indiferente a su prensencia.

-Al parecer comeremos juntas- dijo con una sonrisa sonriendo mientras tomaba su cubierto. Yo sólo me dediqué a comer.

OnerosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora