-No puedo hacer eso-respondió abriendo la puerta de copiloto desde adentro-pero puedo invitarte a las hamburguesas que están por...
-Vamos-entré y cerré la puerta, al entrar evadí su mirada ya que sabía que tenía una sonrisa en su rostro.
Odio ser tan fácil cuando se trata de comida.
-¿Cómo te fue con las tutorías?- preguntó sin despegar su mirada del camino con un semblante serio.
-Pues peor no pudo ser-bufé mirando lo suave que es el asiento, juro que es más suave que mi propia cama.
-Que me alegra de verdad-respondió poniendo música desde su celular, reggeaton, que asco ¿es enserio?-desde ya te digo que estarás con Rin en las tardes hasta que apruebes.
No le respondí sólo me dediqué a observar la carretera tras el vidrio de la ventana.
. . .
Llegamos en tan sólo quince minutos, quince minutos de un silencio incómodo. Cuando aparcó el carro estaba a punto de abrir la puerta de copiloto y por instinto el tomó mi mano.
-No, no, no... Espera.
Quedé quieta viendo cada movimiento de él. Se bajó del auto y le dio vuelta hasta abrir él mi puerta.
-Hoy sí-sonrió al verme salir del auto
-Que caballero-agregué con ironía caminando.
Me causó risa ver un Porsche negro (sino me equivoco un Porsche 718 Cayman) en medio de una tienda de hamburguesas común y corriente, tan contradictorio. Mientras comíamos yo estaba en silencio porque no me gusta hablar mientras comía.
-¿No quieres otra?-preguntó terminado su ensalada, inmediatamente negué con la cabeza.
Es obvio que no me sustenta una hamburguesa.
- Siento que deberías comer más
-Eso hago ¿no ves?- dije limpiando mis manos
-Estás pálida y delgada.
- ¿No sabías?- respondí haciendo puño la basura de la envoltura de la hamburguesa.
- Yo he visto que no te alimentas bien Charlotte- suspiró desganado- Debes alimentarse bien o te enfermerás.
-¿Ya terminaste?- pregunté levantándome sacudiendo las migajas- vámonos que tengo que llegar al trabajo.
-Sí- afirmó cortante pasando a mi lado.
Caminó sin mirarme, sin regañarme y me ha ignorado con una mirada tan fría que sentí el frío que me calaba los huesos o más bien un vacío. ¿Por qué? Pues es como siempre tuvo que ser ¿no? ...¿cierto? Quería su indiferencia, su desinterés... ¿lo habré logrado? Y si lo he logrado por qué no estoy bailando el "lo hicimos" de Dora la explotadora.
Y así llegamos hasta el auto, en silencio todo el camino hasta llegar a mi casa, quitó el seguro bajándose para abrir mi puerta; su mandíbula estaba tensa tanto que creí que explotará.
Su silencio me hizo sentir por primera vez mal hasta cierto punto y no sé porqué me hizo sentir que se me entrujara el corazón al ver como evitaba mi mirada.
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Oneroso
Roman d'amourTodo lo malo, lo malísimo lo puedes reunir en un pequeño cuerpo de 152 lb. Charlotte Fooster, esa chica de dieciséis años. No le teme a nada, su personalidad intrépida la hace extremadamente beligerante, lo que hace que los problemas sean como lluv...