Capítulo 20: Quiero, quiero y quiero

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Es una estúpida broma.

Prometida, ¿prometida?...

Pro-me-ti-da

¿Es verdad? y si lo es por qué nunca lo mencionó el estúpido e inútil de César, ¿acaso nunca me lo iba a decir?.
No sé que debo hacer ante esta situación, ya no puedo terminar de comer porque se me fue el apetito además no da ganas comer así con ese agrio sabor en la boca. ¿por qué? ni yo lo sé.

—Hola Charlotte— tendió su mano hacia mi—un gusto.

Mi mirada viajó hasta la mirada acusadora de César, logrando leer en sus labios un "presentate ya" .

Pero antes me presenté que no joda.

"Ya me presenté" le dije con los labios y él sólo se cruzó de brazos respondiendo "ahora preséntate bien" tuvo que hacerlo tres veces para que entienda porque hay situaciones en las que no entiendo cuando me hablan con labios. En fin, me tengo que presentar "bien"

¿quiere que me presente? ok lo haré.

—¿Traes cigarros?—pregunté directa sin replicar ni nada, a lo que iba.

—Eh...—hizo una mirada rápida a César para recibir respuesta pero él sólo le sonrió nervioso como respuesta—No, no traigo porque no fumo.

—¿Para qué quieres que me presente si no tiene nada bueno?

—¡Charlotte!— espetó César. ¿La defiende, eh? Si ni le dije nada malo.

—Tranquilo César— dijo en un tono suave mirando al mencionado— No importa, pronto nos llevaremos bien.

En tus sueños mujer ¿Cómo me llevaré bien con alguien que no me agrada? Es que esa mujer tiene algo que no soporto, no la trago y no quiero ni verla ¿Será odio a primera vista? No sé pero no soporto tenerla cerca o que respire mí mismo aire. Su tez morena con leves pecas adornando la nariz, cool. Pero no la soporto.

De la nada ellos se miraron cómplices y luego me miraron... me huele a algo que me hará enojar y mucho.

—Elena no es mi prometida— dijo César con una sonrisa mientras contenía la risa.

Se me cae la cara de estúpida

—Es mi mejor amiga— sentenció sentándose a mi lado alejándose de la mujer pecaminosa. Ja ahora está conmigo.

—Su prometida es mi hermana menor—aclaró con una risa como si continuara con una broma pero su sonrisa se borró cuando vio a César tenso— ¿no lo sabe la niña?

—¿A quién le dices niña?— enfaticé la última palabra—Que sea más pequeña de estatura no signi...

—No, ella no sabe nada de eso— interrumpió sin importar de dejarme con las palabras en la boca.

—Él no me cuenta nada— dije cruzando mis brazos ofendida.

—Te lo iba a contar.

—¿Me puedo quedar esta noche César?

No

—Claro Elena, sabes que nunca te diría que no—respondió con usa sonrisa, así como las que le saco yo.

Pude sentir como un tic en el ojo se me hacía presente y el mal sabor en la boca. El tono de llamada de mi celular se hizo presente salvando a esa chica que le de su premio; bruscamente me levanté arrantrando la silla y saliendo del comedor, caminé hasta la habitación de César y cuando cerré la puerta contesté.

—¿Qué quieres?

El jefe casi me mata—resopló cansada— pero le expliqué lo que te pasó...

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