Capítulo 17: Caprichosa atención

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-¿Charlotte estás bien?

-Estoy bien, sólo que en unos minutos empieza la segunda temporada de la DESTROZABRAGAS, estúpido- respondí con ironía a la puerta.

-Cierto...-atrás de la puerta él dio dos toques-¿Puedo pasar? Aquí está lo que me pediste.

Abres, tomas las cosas rápido y cierras. No es tan complicado.

-Tira las cosas al suelo

-Ya-afirmó

Abrí la puerta un poco y rápido saqué mi mano para tomar las cosas cerrando rápido.

-Yo te daré tu espacio... Pero ¿Cuándo entraré a mi habitación?

Cuando me crezca un pene.

-Cuando yo... ¡diga!

-Pero es mi cuarto, de mi casa-respondió dando énfasis en "mi".

-¡Sólo espera!

-Charlotte-llamó más calmado-dime que puedo hacer, yo se qué te puedo ayudar en algo desde aquí.

-¿Es enserio?-respondí con ironía-si logras que me hagan una cirugía de cambio de sexo, me ayudarías mucho, muchísimo.

-No seas exagerada-bufó entre risas incrédula-Por Dios.

-¿Exagerada? ¿Yo?-pregunté incrédula-Ah no pero si a ti te doliera un huevo cada mes no dirías que soy una exagerada grandísimo imbécil.

-Ya pues, dime ¿Qué hago?

Lo ignore tratando de arreglar este matadero en las sábanas, oh mierda

-Charlote dime algo...

Corrí hacia al baño pero tropecé...
Sí, tropecé en un momento como este. Tropecé con el pequeño mueble golpeando el dedo pequeño del pie.

-¡OOOH POR LA MIERRRR...

-¿QUÉ PASÓ CHARLOTTE?-interrumpió César tratando de forzar la cerradura-¿Te pasó algo? He escuchado un ruido ¿Te has caído?

Demonios, demonios ¡Demoooonios! Oh shit ni aunque alcance a decir todas las maldiciones no alcanza a expresar este maldito dolor.

-¿¡TE PASÓ ALGO!? ¡Charlotte responde!-me llamó alarmando golpeando la puerta.

-Voy a entrar.

-¡Te dije que no entrara...-y César entró interrumpiéndome encontrándome en una posición muy pero muy comprometedora.

AHORA CON QUÉ CARA LO VEO

-Oh Dios-se expresó a mis espaldas no lo quise ver, todo fue muy rápido.

Yo aún no me levantaba del suelo, estaba boca abajo y era más que obvio que me vio un poco la pequeña mancha roja en el trasero en el buzo, en su buzo.

-Te dije que no entres...

-Yo.. y-yo no me imaginaba...bueno, algo así...como.

Quiero llorar... PERO DE LA MALDITA RABIA

-¿No escuchas nunca?-pregunté levantándome con las orejas calientes con ganas de esfumarme-¿No entiendes un no por respuesta? Te digo que no, no, no y como si dijera sí.

-Yo sólo quiero ayudar y tú nunca te dejas

-¿Cómo?-pregunté observando como se iba acercando al matadero de sus sábanas-¡Ya sé como puedes ayudarme!-hablé apresurada evitando que se acerque a las sábanas.

-Charlotte...¿qué le pasó a mi sábana?-oh no muy tarde.

-¿Qué no ves lo rojo?- pregunté conservando la poca dignidad que tenía-no ves lo rojo allí y aquí- señalé mi trasero

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