Capítulo 9

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Sobreprotección y nerviosismo, dos de las actividades que terminaban por caracterizar al sonriente chico de los rulos verdosos

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Sobreprotección y nerviosismo, dos de las actividades que terminaban por caracterizar al sonriente chico de los rulos verdosos.

En sus adentros creía coherente todos los actos cometidos, desde las tarjetas de rastreo en los teléfonos, maletas y uniformes de los menores, hasta los mensajes de texto que debían enviar en horas programadas y con las debidas claves para cerciorarse de su bienestar mientras realizaba sus labores. Midoriya había presenciado demasiados casos malos en vinculación a ese tipo de eventos que tan solo pensar en que algo podría pasarle a sus hijos, le hacia enfadar e inundarse en el miedo.

—¿Sus teléfonos?

—Listos. Izu, llevamos todo; ya vámonos.

—Esta bien, solo cerraré las ventanas, puertas y saldremos. Todoroki-kun, ¿estás listo?

—Míralo, es el primero en la puerta. —señaló bajo una pequeña sonrisa el de la gorra roja.

—Bien bien, vamos.

Cerraron el departamento no sin antes revisar que todo estuviera en orden. Tomaron sus gorras; chamarras, guantes y gafas para pasar desapercibidos y continuaron con su rutina diaria para ir a clases. Debido a la popularidad ya antes mencionada, los jóvenes y los mayores debían ir casi camuflajeados para evitar percances indeseables. Lo menos que ellos querían era estar involucrados en problemas, ya tenían suficientes como para adoptar otros más; así que siguieron con ese plan. Antes de salir de la recepción el teléfono del peliverde sonó, sacando a todos de su modo incógnito, se disculpó un par de veces y atendió la llamada. Tardó unos 5 minutos en ella mientras los menores tomaban asiento en la sala de la recepción y el mayor trataba de entretenerlos para que olvidaran la hora y el pequeño retraso que había. Logró colgar y se volteó con aquella sonrisa nerviosa que tanto se le conocía en esos momentos en los cuales le surgía trabajo y los chicos ya lo sabían.

—Oigan, tengo... —dijo de forma nerviosa sin poder concluir sus ya previstas excusas— Sí, ya sabemos, ve con cuidado, nosotros nos iremos con Todoroki, ¿verdad?

El albino parpadeó un par de veces mientras se pensaba lo que le habían preguntado, guió su mirada a los jóvenes y luego al mayor que le miraba con ansías; no tuvo más remedio que aceptar aunque realmente él quería ir con el pecoso, no le agradaba para nada dejarlo solo y mucho menos en la situación en la que estaban. Cuando el rubio se marchó no parecía muy convencido y temía por la seguridad del de cabello rizado.

—Puedes alcanzarme en la agencia si gustas, te estaré esperando. Confío en ti Todoroki-kun. —sin más, besó la frente de los chicos y salió corriendo como si su vida dependiese de ello.

<<Todoroki empujó con suavidad a los menores y les indicó que debían seguir caminando para llegar a clases. En Japón aún permanecía la época de invierno y la nieve lo empeoraba todo. Se acumulaba y bloqueaba rutas que él tomaba para pasar desapercibidos así que optó por seguir las más comunes aunque no fueran de su gusto. Los chicos seguían al mayor y no soltaban sus manos en ningún momento, cada 2 minutos se miraban entre sí para cerciorarse de que todos estuvieran juntos>>.

Decepcióname lentamente ✓Tododeku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora