Capítulo 11

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—¡Son los chicos!

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—¡Son los chicos!

—¡Midoriya-kun! ¡Todoroki-kun!

Bien, ahora el peliverde sentía que si no corría, la avalancha de humanos le caería encima. Sonrió y trató de moverse a un lado para que el peso cayera en el bicolor pero este sorpresivamente se posicionó delante de él con la intención de cubrirlo por las personas que llegaban a toda velocidad, recordándole lo malévolo que fue al querer compartir el dolor de la asfixia con el amable albino que tanto se había molestado en auxiliarlo. Su gesto hizo que finalmente riera por lo bajo ante tal actitud sobreprotectora.

Y es que, el de las bellas esmeraldas terminó por caer en cuenta que Shoto siempre fue de esa tierna manera.

Aunque ciertamente, era poco expresivo.

Le costaba tanto socializar y demostrar sus sentimientos como a él le costaba controlar los suspiros que dejaba salir cada que lo memorizaba.

—¡Chicos! Ya quería verlos, hace tiempo que no hablamos, desde la U.A y miren; ya todos crecimos tanto. ¿Te sigues rompiendo los huesos? Descuidado.

—No, yo ya arreglé ese problema. Mírate, tú no has cambiado nada, Iida-kun. Sigues siendo el mismo hombre derecho que conocí hace años. —dio pequeñas palmaditas en la espalda del azabache.

Todoroki-kun, siento mucho lo de tu noviazgo con Yaoyorozu y es por eso que debo decirte algo. —comentó la castaña que tomaba de la mano al azabache de lentes.

—Te escucho. —soltó a secas tratando de seguir con aquel semblante sereno que llevaba.

Yaoyorozu también es nuestra amiga como sabrás, así que también le invitamos a la fiesta; esperamos que eso no arruine nada, nosotros desconocíamos la situación y fueron los chicos quienes nos pusieron al tanto ahora mismo, nos disculpamos por arruinarte la fiesta.

Shoto no pudo evitar guardar silencio un momento y tomar una copa de la mesa de bebidas lo más rápido posible; ignorando la compañía y bebiendo sin pausas, alertando al pequeño que tenía al lado. Terminó la bebida y aflojó un poco el nudo de su corbata, como si le hiciera falta el aire. La serena cara que tenía al llegar se le desvaneció con la noticia así que decidieron todos ir a una de las mesas y sentarse para hablar con más tranquilidad mientras los otros salían a bailar.

—Bien, yo voy a conducir de regreso a casa, ¿entendiste? —el de los rulos le quitó la otra copa que había tomado en mano y la apartó de él. Desabrochó los botones de las muñecas e hizo pequeños dobleces para darle más movilidad al albino.

—¿Viven juntos? —la pregunta de Uraraka provocó el shock en la mesa, habían olvidado por completo decirle eso a sus amigos.

—Sí, trabajamos juntos así que fue la mejor decisión para ambos. —soltó con normalidad el pecoso.

Decepcióname lentamente ✓Tododeku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora