Capítulo 20

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Las cosas no estaban bien, todos lo sabían pero Shoto era el más perjudicado entre todos

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Las cosas no estaban bien, todos lo sabían pero Shoto era el más perjudicado entre todos. Confundido, perdido en sus propios pensamientos y nadie le quería hablar sobre ello. ¿Accidente? Él no recordaba tal cosa, ni siquiera estuvo a punto de morir. Era una confusión, podría haberse equivocado y eso es lo que quería creer pero si todos lo evitaban era por alguna razón. Él podía aceptar que nadie quisiera hablarle sobre eso, aceptaba que ni lo quisieran ver a los ojos y se escondieran en sus teléfonos; trabajos o casas para no tocar el tema pero del que más le dolía su indiferencia era la del pecoso. Ni siquiera estaba en casa y cuando regresaba solía entrar con prisa sin darle la cara y encerrarse en su habitación. Todoroki no hacía más que frustrarse y jalar sus cabellos en forma de molestia. ¿Cuándo todo se había tornado tan frío y triste? Por alguna razón no pudo evitar soltar lágrimas, con los ojos nublados tomó una hoja del bloc que había en la repisa de la cocina y junto a él un lápiz para ponerse a escribir.
Estaba cansado de que solo él fuera el que no supiera las cosas. Se preguntaba si se burlaban por ser tan ingenuo o si era algo peor que nadie le podía decir pero igual no importaba que tan malo fuera, él lo quería saber y creía tener derecho. Comenzó a creer que las personas le engañaban y que a los que él llamaba amigos; no eran más que simples desconocidos. Si se ponía a pensar, la única que le brindó apoyo en toda su vida, desde niños y hasta su actual etapa era Yaoyorozu, su mejor amiga de la infancia. Esa chica indefensa que no hacía más que ayudar a los demás, incluído entre esas personas él. Se preguntó cómo es que ella le regaló tantos años a su lado porque simplemente era un ángel y aunque jamás la llegó amar, siempre la quiso como una hermana más. Ahí es cuando pensaba en la dulce Fuyumi, su hermana mayor que no veía durante mucho tiempo desde que se casó. Ella le había escrito un par de veces pero él no hizo más que responderle de forma sencilla. También recordó la promesa que hicieron, la promesa que lamentablemente ya no podría cumplir.

Shoto, deberías llevar a Midoriya-kun con mamá un día de estos; a ella le agradará.

¿A quién no le agradaría el pecoso? Debía ser delito no quererlo al menos. El heterocromático creía que el peliverde merecía todo el amor del mundo y no solo eso, sino también la paz y felicidad que por siempre había anhelado, al lado de sus seres queridos.  Para él era alguien fuerte; valiente y sonriente, alguien en quien confiar y por supuesto fuente de alegría y tranquilidad para todos los que estuvieran a su alrededor. Mejor que nadie, sabía que los días al lado de él y sus hijos era como estar en el cielo, como la misma maravilla. Era tan cálido que parecía irreal y Shoto muchas veces deseó despertar a tiempo para cuando reaccionara; la cruda realidad en la que vivía no golpeara y doliera tanto.

Dejó la nota en la puerta del refrigerador, tomó su suéter, llaves del carro y el dinero que aún le quedaba y salió del departamento, no sin antes admirar la puerta del menor con tristeza.

—Perdón. —solo pudo soltar eso al viento. Solo eso pudo formular su temblorosa boca. Una palabra tan básica que cargaba con distintos sentimientos.

Decepcióname lentamente ✓Tododeku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora