Capítulo 8

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¿Qué era mejor que un domingo en el cual ambos héroes descansaban, los chicos no asistían a clases y no debían levantarse temprano? Exacto; nada.

Pero como la vida era traicionera y le divertía el sufrimiento ajeno. Siempre pasaban cosas inesperadas en momentos igual de inesperados y es así como nos remontamos en la época actual; donde ya hacia más de 10 minutos que la puerta era tocada con brusquedad, a tal punto de ser rota y siendo sincero, ninguno había escuchado el ruido de la puerta quebrarse. Estaban tan cansados que el más escándaloso ruido era ignorado.

Los menores por proyectos, exámenes, exposiciones finales que no podían dejar de un día para otro y los mayores debido a la gran oleada de secuestros que ni ellos podían resolver. Se estaban volviendo locos y sobretodo Midoriya quien se echaba siempre en cara su irresponsabilidad, estupidez y distracción como para no encontrar a criminales tan ordinarios.
Sentía un gran remordimiento e inclusive le era imposible conciliar el sueño. Le molestaba su falta de responsabilidad, le entristecía la manera en que eran secuestradas las personas y él no podía hacer nada, más que obtener noticias mediante la agencia, esperando a que él lo resuelva cuando ninguno de los 10 mejores héroes pudieron localizar algo, ¿cómo esperaban que él lo hiciera con tan poco tiempo? Ciertamente era el héroe número uno pero no podía; él no podía, se sentía hundido en la tristeza y miseria porque al cerrar los ojos buscando algo de paz para seguir, la gran silueta aparecía frente a él con una mirada de odio. ¿Se estaba enfocando demasiado en lo negativo de su triste y patética vida? ¿Estaba pensando claramente? Seguramente no. Cualquier persona cuerda y que razona diría que solo es un mal momento y es comprensible sentirse de esa manera no obstante, Midoriya Izuku había cargado con ese tipo de dolores toda la vida, la inseguridad ya no lo seguía; ahora era su mejor amiga.

Lo que logró interrumpir por completo su magnífico sueño no fue más que los gritos de la pequeña chica la cual pedía con desesperación que la persona que ya estaba dentro de la casa, saliera de ella. Midoriya abrió los ojos repentinamente, Todoroki ya estaba colocándose la bata para salir y ver lo que sucedía, sus cabellos albinos aún estaban mojados y sus ojos un tanto rojizos debido al shampoo. Ambos salieron rápidamente para ver a un rubio psicópata con la cara sucia; como si hubiese peleado hace unos momentos. El mayor, por instinto; se encaminó hasta el de los ojos rubí y le pidió de manera calmada que soltara al chico que mantenía prisionero entre sus brazos pero este lo aprisionaba más a él, haciendo caso omiso a sus peticiones.

—Me voy una puta semana a una misión de la que no sabía siquiera si volvería vivo y lo primero que veo en mi correspondencia es una estúpida carta donde estas terminando conmigo. ¿Ahora este tipo te coje? ¿No quieres un trío? Seguro yo te lo haría mejor, te prometo que podrías ser compartido con tu nuevo inquilino.

Bakugo Katsuki ya había perdido toda la paciencia y cordura que tenía, y eso si alguna vez la tuvo. El peliverde frunció su ceño y se acercó con molestia hasta el rubio, tomó del brazo al joven pelinegro y prosiguió a golpear al de los ojos rubí tan fuerte que lo mandó contra la pared; provocando una gran grieta en la misma. El de las pecas no era para nada violento, incluso antes de luchar con los villanos intentaba hablar con ellos y hacerlos entrar en razón; porque su alma era tan buena y bondadosa que siempre pensaba en las segundas oportunidades, él en verdad quería ser merecedor de ese gran puesto que la sociedad le había asignado y por supuesto, sus compañeros héroes también. Merecedor del amor y orgullo de su madre, merecedor del amor de los pequeños a los que amaba como hijos propios; merecedor de expectativas, de todo. Pero para ese entonces, aquel rubio explosivo ya había colmado su paciencia de todas las maneras posibles. Soportó durante mucho tiempo todo sobre él; sus insultos, sus golpes e incluso, cuando lo violaba. Fue así mucho tiempo, bajo la sucia y cruel excusa de <<es por el amor que te tengo>>. Había caído a lo más bajo que se podía llegar y el arribo del heterocromático se lo había hecho ver. Se preguntaba en ese momento cuánto daño le había ocasionado Bakugo con ese tipo de mentiras. ¿Siquiera le quiso alguna vez? Quizá le había utilizado para olvidar el amor que le tuvo al chico pelirrojo, pero no solo él era culpable, también había hecho cosas de las que se avergonzaba. Tampoco le justificaba su mal comportamiento, solo quería momentos de paz, solo quería ya no llorar en silencio y mucho menos fingir sonrisas en tiempos difíciles. Quería que todo fuera real, que todo fuera mutuo y que el único error que cometiera fuera el de ser una persona egoísta y pensar solo en su bienestar, en su felicidad y en la de nadie más que no haya visto por la de él antes. Quería ser feliz de verdad y creía que se lo merecía, que ya era hora de serlo aún si eso implicaba quedarse solo.

Decepcióname lentamente ✓Tododeku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora