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Ya había colocado las velas por toda la habitación e incluso en el baño de esta, porque bueno, uno nunca sabe lo que puede pasar, cuando de pronto, escuchó como Liam subía por las escaleras. Salió rápidamente de la habitación y lo tomó por la muñeca llevándolo nuevamente hacia la planta baja.

—¿Qué te ocurre? —cuestionó Payne totalmente confundido y un poco preocupado—. ¿Te sientes bien, Zaynie?

—Sí, sí. Es solo que... Umm... Te... ¿Quieres ver alguna de las películas que compraste?

—¡Sí! —chilló y aplaudió emocionado—. No sabes, compré varias que están buenísimas —dijo, tomando la bolsa donde tenía los libros y películas.

—Bueno —Lo llevó empujando por la espalda haya una de las habitaciones—, aquí está perfecto para que veas una, adiós —Besó su mejilla y sin darle tiempo a decir o hacer algo, salió y cerró la puerta con llave.
Lo escuchó golpear y gritar tan solo por unos segundos. «Se resignó muy rápido», pensó Zayn.

Gracias al cielo.

Él mientras tanto subió para darse una rápida pero efectiva ducha y como no llevaba ropa de repuesto, tomó uno de los tantos estúpidos trajes que había en el clóset.
—Más vale que aprecies esto, Liam —bufó antes de vestirse.
Continuó decorando la habitación, pétalos y rosas por aquí y por allá, en la cama, en los bordes de la bañera, algunos por el piso, y en la escaleras (donde también colocó una velita en cada escalón). Guardó unas cuantas rosas para el centro de mesa, lo cual le recordó que no había preparado la cena—. Mierda. ¿No puedo hacer nada bien? —Ya era tarde, por lo que decidió que mejor ordenaría algo por teléfono. Buscó en su celular algún buen restaurante que hiciera entregas a domicilio y para su suerte encontró uno decente y oportuno. Pidió el paquete "enamorados", que contaba con spaghetti, ensalada, algo de pan francés y champagne.

El champagne fue lo que lo convenció. Sabía que a su novio no le gustaba el alcohol, pero no sé podría negar a una copa de esto. Aunque más que nada lo ordenaba para él, necesitaba valor. Así es. El gran Zayn Malik estaba muy nervioso.

En lo que la cena llegaba, arregló la mesa. No hizo falta que hiciera mucho, ya lucía impecable, solo colocó algunas velas y las rosas.

«¿Debería tener postre? ¿Había postre en este tipo de cenas?», no lo sabía, pero por si las dudas tendría a la mano alguna de las cajas de cereal. «Sí, el cereal será el postre en caso de que Liam pregunte por ello», se dijo.

Mientras estaba acomodando los cubiertos a los lados de cada plato, el tintinear de los metales le recordó la música. «¿En dónde la debo poner?», se cuestionó. «¿Aquí en la cocina?, ¿en la sala?, ¿en el comedor?, o quizá ¿en la habitación?»... Se atormentó un par de minutos pensando en ello, hasta que se dio por vencido, lo decidiría más tarde.
Limpió el desastre que habían dejado en la sala y justo en ese momento el timbre sonó. «Que buen servicio», pensó. Fue rápido a abrir y pronto una linda chica rubia le entregó su pedido. Lo llevó hasta el comedor y volvió para pagarle.
—Oiga, señorita.

—Dígame —respondió amablemente la chica.

—Esta es una noche especial y bueno, yo realmente no sé mucho de cursilerías —Rió nervioso a la vez que rascaba su nuca—, tal vez ya se dio cuenta por el hecho de que necesito pedirle ayuda a usted, una completa desconocida.

La chica también rió.
—No se preocupe. ¿En qué puedo ayudarle? —Era más que obvio que a la chica le atrajo Zayn, se notaba el interés en su mirada, pero él ignoró eso.

—Verá, tengo un dilema. ¿En qué parte de la casa debería colocar la música? Quiero decir, estaremos abajo y arriba, ¿me entiende?

—Tal vez podrías ponerla en ambos lados. Una suave melodía aquí abajo, y allá, donde será lo mejor —Levantó ambas cejas varias veces—, puede poner una más... Noo lo sé, depende de cómo le guste hacerlo, si es que me entiende —Le guiñó un ojo.

Mi perdición || ZiamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora