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Tan solo una semana ahí, y Liam ya tenía todo un guarda ropa nuevo, laptop, videojuegos y varios juguetes sexuales (que solo podía usar si Zayn se lo permitía y estaba presente). No había ido a la preparatoria, Malik le había dicho que pronto le conseguiría una maestra particular. Tampoco había visto ni hablado con sus papás o amigos, lo único que había estado haciendo era ir de compras y tener sexo, ambas, por supuesto, con su novio.

«El paraíso», pensaba Zayn.

«El costo de la felicidad», pensaba Liam.

El castaño lo estaba pasando muy bien estando con su chico, no podía negarlo, pero tampoco podía negar el dolor y remordimiento que sentía por haberse ido así de la destrozada casa de sus papás. Sus ojos comenzaron a aguarse al recordar la mirada de sus padres cuando decidió irse.

—¿Qué tienes? —cuestionó el moreno, llegando hasta donde él y sentándose a su lado en el sofá.

—Es que me comporté horrible con mis papás. Ellos no se merecían nada de lo que les he hecho —respondió, acurrucándose en él, buscando consuelo y fuerza para no llorar.

—Por supuesto que se lo merecen —repuso, estrechandolo con uno de sus brazos—. Te trataban como a un bebé, por eso no conocías nada bueno.

—Eso no es excusa. Nada justifi-

—¿Y nuestro amor? —interrumpió.

Liam suspiró, aferrándose a su cintura.
—Es verdad —concedió, con voz temblorosa.

Zayn se sintió mal por el estado en el que su amado se encontraba, por lo que se apresuró a pensar en una manera para levantarle el ánimo.
—¿Qué te parece si salimos para que te distraigas un poco y la pasemos bien, mh?

Payne sorbió su nariz.
—¿A dónde? —cuestionó, elevando su rostro para mirar el ajeno.

—Pues... nunca te he llevado a bailar —dijo, presionando un beso en su mejilla—. ¿Qué dices?

—Pero no sé hacerlo —dijo, formando un tierno puchero.

—Solo déjate llevar como en todo lo bueno, bebé. Que fluya —dijo, guiñandole un ojo.

—Está bien —concedió, con un leve asentimiento—. Vamos.

Se ducharon, se vistieron, y como siempre, se fueron en la motocicleta.

☢☢☢

Aparcaron fuera de un antro para nada agradable a la vista, al menos no para la de Liam. El enorme letrero en letras neón estaba a nada de fundirse, las paredes mal pintadas y graffiteadas, algunas ventanas rotas, y dos enormes e intimidantes hombres cuidando la puerta.
—¿A-aquí? —cuestionó Liam cuando se bajaron del vehículo.

—No, solo bajamos para atarme las agujetas —respondió Zayn, sarcástico—. Dame la mano —añadió, extendiendo dicha extremidad hacia él. Apenas Liam entrelazó sus manos, se dirigieron a la entrada.

El simple hecho de verlos con las manos tomadas, fue su pase al lugar.

—¿Así nada más? —preguntó el rizado, en un tono de voz mucho más elevado para que su novio pudiese escucharlo sobre la música.

—Es un antro gay —dijo Malik—, solo quieren ver que lo somos y ese es nuestro boleto. Asombroso, ¿no?

Payne se encogió de hombros.
—Supongo.

—¿Quieres un trago? —cuestionó, llevándolos entre la gente hasta la barra, pero ni siquiera dejó a Liam responder cuando ya estaba hablando nuevamente—: Pfff, ¿qué digo? Por supuesto que quieres uno —Elevó una de sus manos y rápidamente tres de los cinco baristas que ahí habían se acercaron para atenderlo.

Mi perdición || ZiamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora