Mi perdición || Ziam

21

Liam despertó a las dos de la tarde.
Jamás se había desvelado y estaba realmente cansado.
—¿Zayn? —habló adormilado, el moreno ya no estaba ahí con él—. ¿Zaynie? —No resivió respuesta, por lo que se puso los zapatos y bajó a buscarlo.

—Al fin despertaste —dijo Malik desde el sofá en la sala—, creí que estabas muerto.

—Me siento como si lo estuviera. Creo que soy un zombie.

—Sí, pareces uno.

—¿Qué hora es? —preguntó, es tirándose y haciendo crujir los huesos de su espalda.

Malik miró su reloj de pulsera.
—Las dos de la tarde —respondió—. Si que duermes.

—Oh Dios, estoy seguro de que mi mamá está muy muy enojada. Tengo miedo de volver.

—Pues no lo hagas. Puedes quedarte aquí conmigo.

—Aún soy menor de edad. Además no estoy listo para alejarme de mis papás, y menos de esta forma. ¿Puedes llevarme a mi casa?

Zayn asintió y se puso de pie. Ambos salieron llevando la motocicleta con ellos, y sin más espera se fueron a casa del castaño.

☢☢☢

—Dame un beso —pidió el castaño, apenas se bajó del vehículo—, porque seguro no podremos vernos en mucho tiempo.

El azabache rodó los ojos.
—Que dramático eres, por dios.

—Es en serio. Hoy obviamente no fui a la escuela, tengo un reporte en deportes, le hablé mal a mi mamá y lo que ocurrió ayer —dijo levantando uno de sus dedos cada vez que mencionaba alguna razón—. Estoy muerto.

—Que poco tiempo me duró el gusto de que fueras mi novio... Ni modo, ya encontraré otro —Se encogió de hombros restándole importancia.

—Zayn —quejó haciendo un puchero.

Malik rió.
—Es broma. Me da igual si tus papás no te dejan verme o no me dejan verte, lo haremos de todos modos y lo sabes.

—Prométemelo. Prométeme que si me castigan no vas a dejar de verme o al menos intentarlo.

—Odio hacer promesas.

—Por fis —Unió sus palmas en forma de súplica.

—Sí, como sea.

—Bueno, ahora sí dame un besito, por favor.

El moreno no tardó en cumplir su petición: lo tomó por la nuca para acercarlo y unió sus labios. Comenzó moviéndose lento, chupando el relleno labio inferior del menor, para después deslizar su esponjosa lengua dentro de la cavidad contraria, enredándola con la ajena y saboreando su característico y dulce sabor.

—¿Me quieres? —cuestionó el rizado, apenas se separaron.

—Ya vete a tu casa.

—Zaynie, consuélame —lloriqueó.

—Lo haré después de que te castiguen —Depósito otro pequeño beso en los labios del menor y encendió el motor de su motocicleta—. Envíame un mensaje en cuanto te manden a tu habitación.

El menor asintió con una triste expresión en su rostro.
—Te quiero mucho.

Zayn sonrió.
—Adiós —Se fue de ahí a toda velocidad como siempre hacía.

Liam suspiró, era hora de afrontar las consecuencias de sus actos. Caminó las dos casas que faltaban para llegar a la suya y se quedó ahí parado en el jardín del frente mirándola. Su celular vibró sacándolo del trance, era un mensaje de Zayn.