Capítulo IV

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Jiang YanLi se ofreció a pagar por las dos últimas habitaciones que quedaban, aunque al final fue Lan WangJi quien pagó también. Ya frente a las habitaciones, la chica los saludó a ambos con una sonrisa dulce que la caracterizaba.

—Buenas noches, A-Xian, Hanguang-jun— saludó hasta que escuchó los balbuceos de Yuan el cual estiró sus brazitos hacia la mayor. La oji-miel rió y acarició la maraña de pelos oscuros que el bebé tenía. —Buenas noches a ti también, A-Yuan—

—¡Buenas noches Shijie!— se despidió animado mientras que el otro solo asentía como saludo.

—No se duerman muy tarde— dijo antes de meterse a la habitación y cerrar la puerta. Los dos chicos la imitaron e ingresaron a la habitación.

Dicho lugar era muy agradable a la vista, las paredes eran doradas con decorados verdes y suelo de madera. Había dos ventanas ahora cerradas para que el viento no entrara y una cama con espacio para dos personas estaba contra una de las paredes.

Con Yuan en brazos, Wei Ying se acercó a la cama y dejó suavemente al bebé en la cama, esperaba que el niño se quedara dormido rápido. Lo arropó con las mantas que Wen Qing le había dado, pues temía que los cobertores de la cama no fueran lo suficientemente gruesos como para abrigarlo correctamente.

Yuan bostezó y se acurrucó entre las mantas, cerrando sus ojitos. Sonrió enternecido y lo dejó dormir. Cuando volteó a ver a la otra persona que estaba en la habitación, vió que Lan WangJi lo observaba pero estaba callado y quieto en su lugar.

—Lan Zhan, Lan Zhan. ¡Quítate esa ropa antes de que te enfermes! ¿Piensas dormir así?— cuestionó riendo, acercándose bastante al otro. Sin dejarle responder, Wei Ying tomó los extremos de la ropa del Jade para quitarle su túnica exterior.

Las orejas del pobre hombre se tiñeron de rojo mientras agarraba las muñecas del otro para que dejara de quitarle las túnicas.

—Wei Ying— lo llamó en tono de regaño manteniendo las muñecas ajenas agarradas sin mucha fuerza.

—¿Que? ¡Te hago un favor!— se quejó inflando sus mejillas en un puchero. —Ni que fuera a hacerte algo— continuó con su queja, sin forcejear con el agarre de Lan WangJi. Pero entonces notó el singular sonrojo del mayor y sonrió divertido.

—Lan Zhan, Lan Er-gege, Hanguang-jun. ¿Qué has pensado? —soltó una risita mientras el otro desviaba la mirada evitando el contacto visual. —Vaya~ quién diría que el Segundo Maestro Lan pensaría cosas tan pervertidas. Qué atrevido, Hanguang-jun. Si yo fuera una joven doncella me sentiría avergonzada— rió burlándose.

—¡Yo no-!— exclamó con las orejas más rojas, avergonzado. WangJi cerró sus ojos y soltó al otro, apartándose. Wei Wuxian no dejaba de reírse.

—Vamos, no te enojes Lan Zhan. Solo era una broma— indagó siguiendo al más alto, intentando verle el rostro.

—Desvergonzado—

—Pff~! ¿De verdad te enojaste? Lan Zhan— el otro lo ignoraba, haciendo al pelinegro inflar sus mejillas.

Soltando un suspiro, Wei Ying se dió vuelta dándole la espalda también. Tomó con sus manos los extremos de su túnica externa para quitársela, quitó el lazo de su cabello cuando estaba ya en sus túnicas interiores que eran blancas.

Cuando volteó de nuevo, Lan WangJi ya estaba también en sus túnicas blancas internas, las cuales no estaban tan mojadas como las otras. Su espada, Bichen, había sido dejada a un costado de la cama, al igual que el característico guqin envuelto en un cobertor blanco.

Not Alone [MDZS-Wangxian]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora