Capítulo IX

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En otra parte del festival, Xiao XingChen y Song Lan caminaban juntos. Se mantenían en silencio, pues el de ropas negras no sabía de qué hablar y el de ropas blancas estaba muy entretenido en observar alrededor como para entablar una conversación.

Las luces le daban un ambiente cálido y relajado a aquella noche de cielo despejado. Por su parte, para Song Zichen no era la primera vez que estaba en un festival, pero si lo era para XingChen. En sus dieciséis años de vida, jamás había descendido de las montañas donde vive con su Maestra, él era su único discípulo actual así que tampoco había convivido con jóvenes de su edad. Todo lo que sabía sobre las relaciones sociales lo había aprendido de su querida Maestra y Tutora.

—Si hubiera sabido que todo era tan bello aquí abajo, le hubiera pedido permiso a mi Maestra antes para venir— comentó sincero mientras sonreía, el brillo de la emoción en sus ojos no pasó desapercibido por Song Zichen que lo observaba.

—¿De verdad jamás bajaste de la montaña?— cuestionó con curiosidad, a lo que el otro negó en respuesta.

—Nunca, ni siquiera de niño. Mi Maestra dice que era para mantener mi puridad y alcanzar la claridad celestial. Mientras tanto me ha entrenado en las Seis Artes, aún no he terminado mi entrenamiento, pero ahora que estoy mayor puedo tener más permisos que anteriormente. — explicó mientras se acercaba a uno de los puestos para ver las distintas manualidades, siendo seguido por el otro.

—¿Ella es estricta contigo?— no podía evitar la curiosidad que afloraba en su mente, tratando de no hacer preguntas que le resultaran incómodas al menor.

—Bastante, pero estricta en el lado positivo. Se asegura de que no descuide mis estudios y me corrige cuando me equivoco. Pero siempre que logro hacer las cosas que más me desafían, ella me sonríe y me prepara una deliciosa sopa, elogiando mi progreso sin perder su objetividad, algunas veces incluso ha palmado mi cabeza cariñosamente. La respeto mucho— sonrió al recordar todos los momentos con esa mujer que lo cuidaba desde que tenía memoria. —Es una madre para mí aunque jamás me atrevería a llamarla así—

—Se nota que es una buena Maestra, por como sonríes al hablar de ella— comentó, a lo que el de túnicas blancas asintió con sus mejillas rosadas de la vergüenza. —¿No te sentiste solitario a veces?—

—Algunas veces, pero te acostumbras—

Los dos volvieron a quedar en silencio, pero no era uno incómodo, tampoco cómodo. Aún así, ninguno conseguía juntar las fuerzas para volver a entablar conversación. Mientras Song Lan lo observaba de reojo, su mente empezaba a concentrarse en el rostro de Xiao XingChen; Delineando con su vista las delicadas facciones, admirando lo blanco de su piel, lo grises de esos ojos y el cómo se decoraban sus mejillas de un tenue rosa.

Apartó la mirada cuando sus ojos se centraron en los finos labios ajenos, sintiendo que se estaba sobrepasando por observarlo de esa forma. Agradecía la distracción de XingChen, así su corazón no golpearía tan fuerte dentro de su pecho.

Algo malo tenía, no era normal sentirse de esa forma con alguien que apenas llevaba conociendo unas pocas horas. Pero ahí estaba, rojo de la vergüenza y con su corazón latiendo a mil.

Entonces, para aumentar su bochorno, frente suyo habían algunas parejas, se tomaban de las manos y algunos regalaban flores a otras. Incluso hombres a chicos jóvenes. Pudo ver que Xiao XingChen observaba con curiosidad y confusión, seguro era la primera vez que veía el cortejo de frente.

—¿Por qué regalan flores?— hizo la pregunta que el mayor temía, avergonzado, aclaró su garganta para responder.

—U-Um...pues...— se quedó callado unos segundos mientras rascaba su nuca, sin saber qué responder. —Cuando a un hombre le gusta una chica o un doncel, se les regala flores como cortejo. Si la otra persona las acepta, entonces se volverían pareja. Cada flor tiene un significado distinto detrás, pero las más comunes son las rosas rojas, girasoles u orquídeas—

Not Alone [MDZS-Wangxian]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora