Cuando Lan WangJi salió de la habitación de Wei Wuxian, éste yacía dormido en su cama, arropado cuidadosamente con las mantas. Al salir, aún tenía un sentimiento agrio en su estómago por las palabras de su amado hace esos momentos, éstas continuaron rondando su mente por unos cuantos minutos más que casi se transformaron en una hora.
Antes de que Wei Ying llorara hasta quedarse dormido, el Lan sucumbió a sus deseos de abrazar al otro, así que lo hizo, lo rodeó con su brazo sano y se aseguró de que la cabeza del de ojos grises quedase contra su pecho, recordándose una y otra vez que tuviese cuidado por la herida vendada en su nuca, y así que sus latidos suaves lo ayudaran a calmarse, el Wei no hizo ningún amago de apartarse y de hecho sí se aferró a él en regreso, tirando de sus tunicas levemente mientras continuaba llorando, como si fuese un niño pequeño aterrado, y su corazón se sentía cálido por saber que Wei Ying confiaba en él de esa forma.
Apoyó su cabeza suavemente sobre la del menor, estando algo incómodo pues hacia una década que no abrazaba a nadie que no fuera su hermano o su madre y le ponía nervioso hacer algo fuera de lugar o llegar a provocarle algún dolor o disconformidad a Wei Ying.
Sentía como temblaba el cuerpo del otro a cada hipido que soltaba, sintiéndose impotente por no poder hacer nada más por ayudarlo, su mano viajó con cuidado a la cabeza de Wei Wuxian y bajó suavemente por entre esos largos cabellos negros como la noche que caían por debajo de su cintura, deteniéndose momentáneamente cuando sintió a Wei Ying tensarse, pero luego continuó cuando vió que el otro se posicionó más cerca de su cuerpo, casi sobre su regazo, y no intentó alejarse. Tomó eso como señal para continuar con las caricias suaves y dudosas que fueron tomando confianza de a poco.
El cuerpo de Wei Ying se sentía cálido contra el suyo, y el sentimiento era agradable, como si algo así fuera lo que necesitaron siempre, porque el de ojos gris perla continuó pegado a él, su llanto ahora más pausado mientras sus sollozos se reducieron a algún que otro hipido pequeño que se le escapara, rodeando con sus brazos al Lan.
Para ese momento, Wei Ying había olvidado porqué estaba llorando. ¿Estaba llorando porque A-Yuan estaba lejos de él y de verdad le hacía falta el calor del pequeño en sus brazos? ¿Estaba llorando por haberle causado dolor a sus hermanos? ¿Estaba llorando por haber hecho que Lan Zhan se lastimase? ¿O estaba llorando por todo lo demás? ¿Por el dolor en su cuerpo, el vacío en su vientre o la culpa de haber sido el causante de su muerte, de la muerte de ese bebé?
No podía pensar nada más, ahora mismo solo quería acurrucarse más contra Lan Zhan para aprovechar la sensación dulce y cálida que le estaban proporcionando, buscar refugio. Debería recordar agradecerle luego...pero ahora estaba muy agotado de tanto llorar y lo único que deseaba era dormir y, si se pudiera, abrazar a A-Yuan como ya se había acostumbrado a hacer para dormir. Por ahora, su corazón se conformaría con el abrazar al hombre.
Los dedos de Lan Zhan pasaban suave y delicadamente por su cabello, teniendo todo el cuidado y la paciencia del mundo como para no lastimarlo por accidente, con la destreza que solo los dedos de alguien que practicaba continuamente el Guqin podría tener, y de verdad se sentía muy bien aquel contacto. Solo su Shijie había hecho eso con él en algunas ocasiones, que Lan Zhan lo estuviera haciendo también llenaba su pecho de felicidad. De alguna forma era distinto de como lo hacía su hermana, ella lo hacía de forma casi maternal, con delicadeza y más confianza, queriendo decirle "Te quiero, A-Xian" con cada movimiento que hacía, Lan Zhan en cambio parecía aún algo incómodo, pero con su tacto se notaba que quería transmitirle algo totalmente diferente, algo más profundo que no podía descifrar.
Entonces fue que un susurro llegó a su agotada mente, murmurando contra su cabeza y haciendo que su cuerpo vibrase levemente; —Wei Ying...—pausó momentáneamente, su voz saliendo algo ronca. —Estoy aquí. —
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Not Alone [MDZS-Wangxian]
Fanfic"En medio del apogeo de una de las tantas batallas de aquella guerra, cuyos suelos se teñían de un fuerte rojizo por la sangre de los cuerpos caídos e inertes, el silencio es opacado por el llanto de un pequeño niño. Se había quedado sólo en aquel m...