Capítulo cuatro: Culpa

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-No preguntes nada Sharlott -sonó su teléfono- ¿Hola?

-No has tenido sexo con ella, ¿verdad?

-No, es una niña -me miro algo divertido- No puedo hacerlo.

-Eso está bien -se puso serio- Mantenla en tu apartamento dos meses hasta que arreglemos las cosas, luego ya sabes que hacer.

-Está bien -colgó.

-Eres un imbécil -me levante enojada- un completo imbécil.

-¿No lo entiendes?

-¡ENTENDER QUÉ SI NO ME DICES NADA! -le grite- ¿QUIÉN ERES?

-No preguntes, confórmate con saber mi nombre -volvió a repetir lo mismo, puse los ojos en blanco; se levantó salió del cuarto, lo seguí

-Pero Jeicop... -dije detrás de él

-Olvida lo que acaba de pasar -me dijo muy serio- ¿Recuerdas? Mate a tus... -lo interrumpí.

-¡CALLATE!- le grite- No me arrepiento de esto, yo...

-Pero apenas me conoces y mate a tu familia... -deje de escucharlo cuando me puse a pensar en lo que había ocurrido, él no pudo matar a mis padres, estaba abrazándome cuando ellos murieron, no recuerdo más, ojalá pudiera recordar algo.

-Pero -empecé a decir- tú no pudiste matar a mis padres, me estabas abrazando en ese momento, si escuché los disparos, per supongo que fueron los asesinos que lo hicieron, tú intentabas protegerme -dije mirándolo a los ojos.

-Ven a comer -ordenó- después de lo que acaba de pasar necesitas fuerzas -me reí pero el se mantuvo serio.

Me senté con él y luego fui a un cuarto de los tantos que había en la casa. Él no me detuvo y no me impidió levantarme de la mesa sin comer; Me puse a pensar en todo los momentos que viví con mis padres, en los que a pesar de las peleas, siempre nos apoyábamos, siempre y lo sé, estuvieron conmigo, se preocupaba por mi... Sentí las lagrimas atascadas en mis ojos, así que los cerré y estás cayeron. Golpearon a la puerta pero solo me limite a quedarme donde estaba; no aguantando más, me recosté en la cama y lloré hasta quedarme dormida. No salí de la habitación en varios días; es muy dramático, lo sé, pero simplemente no quería verlo, aunque a él le tocara cuidar de mi. Él golpeaba a la puerta constantemente estos tres días, pero al ver que no le habría se iba, al cuarto día, y toda zombie por estar acostada, y llorar, salí del cuarto no sin antes ducharme; estos días mis duchas solo eran muy rápidas, a veces me quedaba en el baño llorando y el agua cayéndome encima; cuando salí escuche la voz de Jeicop al teléfono.

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