Capítulo Veintidós: Solo déjate llevar

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¡ME ESTÁ BESANDO! ¡DIEGO ME ESTÁ BESANDO! Creo que me va a dar un infarto.

No es cierto, deja de ser tan paranoica

¿Desde cuándo hablo conmigo misma? Estoy loca, todos estos días he estado loca.

Hablar contigo misma es bueno.

¡Oh, cállate! Sigo hablando sola, me golpeo mentalmente.

Por dios, estaba esperando que hiciera eso cuando era pequeña, no ahora.

¿Por qué no me he separado de él? ¿¡POR QUÉ NO ME HE SEPARADO DEL ÉL!? Respira Sharlott, respira y sepárate.

Me separe de él de a poco y él seguía con sus ojos cerrados, saboreo sus labios y me miró, yo estaba en shock, no sabia como reaccionar.

-Yami... Yo... -Empezó a hablar, yo solo lo miraba- ¿Yami? -Susurro bajito- Yami, respóndeme por favor -Pidió

-Yo... -¿Qué digo?- Diego, yo... -Ahora soy estúpida, genial; me levante de la cama y salí de la habitación.

-¡Yami, espera! -Seguí caminando- ¡Por favor, espera!

-¿Qué pasa? -Me detuve al ver a Jeicop salir y fruncir su ceño, luego de unos segundos seguí caminando pero más deprisa. Ya no los escuchaba.

Salí al patio trasero y me acosté, necesitaba pensar en todo esto.

-¿Por qué? ¿por qué? -susurré

Me sentía estúpida, me sentía siéndole infiel a Jeicop, pero él y yo no somos nada; por otra parte estaba Diego, mi ex amor platónico, me había besado y yo seguía sin poder creerlo.

Esperaba que eso hubiera pasado hace mucho tiempo, pero no, él solo se había ido y me había dejado, sin ninguna explicación, ahora aparece y me habla como si ni hubiera pasado nada, ¡NADA!

Eso es indignante, tampoco le voy a pedir explicaciones, no las merezco, y él tampoco debe dármelas.

-Ahora no, Diego -Dije soltando un suspiro, sentía que de acercaba más.

-No soy Diego -lo miré

-Lo siento, pensé que era él y quería hablar -regrese mi mirada al cielo

-¿Qué pasó con él? -se sentó a mi lado

-Nada, solo que... -me calle

-Puedes confiar en mí -volví a mirarlo, suspire

-Es solo que... -No estaba segura de eso, pero me arriesgaría- Me besó -cerré los ojos con fuerza

-Ah -lo miré, ¿Solo iba a decir "ah"? Me senté

-¿Solo "ah"? -Le pregunté con descaro

-Sí, solo ah -No me miraba a mí, ¿por qué no me mira?- Vamos

-¿A dónde?

-Solo ven -tomó mi mano, me levante y caminamos devuelta a dentro.

Subimos las escaleras y volvimos a mi habitación, estaba más organizada; Jeicop se paró delante de mí, no sin antes cerrar la puerta con seguro, nos miramos fijamente y el sonrió.

-Solo yo, puedo besarte -susurro cerca de mis labios, su manera de posesión, me causo mariposas.

Acerque mi rostro y juntamos nuestros labios, este no era un beso como los de antes, era más pausado, con mucha más pasión; sus brazos rodearon mi cintura y yo rodee su cuello con las mías y enrede mis manos en su cabello, nos besábamos demostrando nuestro amor, o eso era lo que yo sentía.

Caminamos hasta mi cama, de pronto un miedo de hacerlo, me separé de él.

-¿Qué pasa? -Yo solo lo miraba- ¿Estás bien, Sharlott?

-Tengo miedo -susurre avergonzada

-Solo déjate llevar -Me dijo y volvió a besarme, yo le seguía el beso.

Sus besos pasaron a mi cuello, mientras yo me excitaba de a poco, quitamos nuestra ropa, solo quedábamos en ropa interior, él se alejó un poco y me miró fijamente, mientras detallaba mi cuerpo, yo hacia lo mismo.

Volvimos a nuestra sesión de besos mientras él ponía sus manos por mi espalda y me desabrochaba el sostén, yo halaba su cabello y soltaba pequeños gemidos, por fin quito mi sostén y admiraba mis pechos, paso su mano por mi pecho izquierdo mientras su boca se dirigía a mi pecho izquierdo, lo chupaba, mordía y todo lo que yo podía hacer era gemir, fue bajando y beso mi abdomen, mientras yo sentía que me derretía, quito mis bragas con su boca, suspire.

-Eres hermosa -subió y me beso, mientras quitaba su bóxer y se acomodaba entre mis piernas, en el momento que sentí su miembro deslizándose dentro de mi, tire mi cabeza hacia atrás y solté un gran gemido.

Empezó a moverse con lentitud, torturándome mientras yo sentía desfallecer- Más -dije entre jadeos, él aumento su ritmo, poco a poco hasta convertirse en unas embestidas que me hacían gritar de placer, calló mis gritos besándome, mientras sentía que estaba a punto de llegar, seguimos besándonos hasta que no pude y grité su nombre llegando a un increíble orgasmo que segundos después el secundo.

Puso su cabeza en mi cuello mientras lo besaba, yo acariciaba su espalda, regulábamos nuestras respiraciones.

Hicimos el amor, era la primera vez que hacíamos el amor y me sentía llena de felicidad por eso.

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