Capítulo 11

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Bankotsu: ¿Eso te dijo?...

Kagome: Ambos *Roló los ojos* No sé que puedo hacer por ese maldito papel que debo seguir.

Bankotsu: Si haces algo, él ahora tiene pruebas, una confesión dónde dices que quieres ir en contra del testamento.

Sango: Es un grave problema.

Kagome: ¿Y a ti quién te invitó a opinar? *Seria* ¿O incluso a estar aquí?

Yura: Yo le conté, pensé que necesitabas compañía de buenas amigas *Feliz*

Kagome: ¿Buenas amigas? *Levantó una ceja*

Sango: No pidas mucho de mi parte.

Kagome: Nadie la pidió.

Bankotsu: Dejen de pelear *Las interrumpe* Necesitaremos ayuda Kag, mi padre es bueno para estas cosas, podría ayudarte.

Kagome: ¿Tu crees?

Bankotsu: Déjame hacer unas llamadas y te avisaré si algo puede hacer.

Kagome: De acuerdo *Vencida*

Tocaron a la puerta de la habitación de Yura en ese momento y ella salió dando brinquitos para abrirla, allí estaban Renkotsu, Jakotsu y él resto de los hermanos del moreno, Bankotsu sonrió.

Bankotsu: Hora de irnos.

Sango: Hasta que al fin esto se pondrá interesante, no te ofendas Kag, pero tu vida de lamentos y preocupaciones no es lo mío.

Kagome cruzó los brazos para verla con odio pero Sango la ignoró tomando su bolso, Yura también estiró los brazos para sacar su cartera y una pequeña bolsa esponjosa.

Bankotsu: Vamos.

El moreno tomó a Kagome de la mano, al principio ella no quería pero luego accedió y empezaron a salir con los demás por las escaleras de emergencias hasta llegar al estacionamiento subterráneo, al llegar allí habían varios autos deportivos en los que subieron de a cuatro a excepción de ellos dos que viajaban a solas, uno de los guardias que vigilaban los parqueos de la salida de atrás al verlos acercarse rápidamente presionó un botón debajo de la cabina y la cámara de seguridad que apuntaba el gran portón plateado se apagó, presionó otro botón y el portón se abrió para dejarlos pasar hacia la carretera. Kagome miraba por la ventana el cielo que ya estaba oscuro y sin muchos ánimos miro al conductor del auto, Bankotsu manejaba con una postura totalmente relajada su auto negro deportivo.

Kagome: Te gusta hacer este tipo de cosas.

Bankotsu: Si, creo que es muy obvio… 

Estiró su mano al asiento trasero en ese momento y tomó una bolsa que luego le puso a Kagome en las piernas, ella lo vio con el ceño fruncido.

Kagome: ¿Qué es esto?

Bankotsu: Una bolsa 

Kagome: ¡No me refiero a eso!

Bankotsu: ¿Podrías dejar de ser tan amargada? *Burlón* Bien, es ropa que Yura me dio para ti.

Kagome: Seguramente es ropa de prostituta…

Bankotsu: Ya te dije que…

Kagome: ¡Bien! Esta bien, me pondré estas porquerías para que dejes de chingarme porque ya veo que no tengo escapatoria.

Bankotsu: Bien, eso me agrada…

Kagome: ¿Y a dónde quieres que me cambie?

Bankotsu: ¿Pues donde más? *Levantó una ceja* Aquí mismo, en el bar no hay lugar donde puedas cambiarte.

Pobre Chica RicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora