Herir

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-Viernes, en algún punto de New York. 23:00 horas-

~Peter~

La noche era preciosa.

Un cielo despejado dejaba ver unas cuantas estrellas. 17 pisos más abajo, las calles bullían de actividad. Automóviles iban y venían con rapidez, en las banquetas los puestos de comida callejera trabajaban a toda velocidad, aprovechando el horario de salida de muchos trabajadores cansados y hambrientos, mientras una constante brisa fría anunciaba la proximidad de una tormenta.

En resumen, una noche perfecta para vigilar en Manhattan.

Eso... hasta que el androide apareció frente a mí.

Había estado alerta, por supuesto, luego de tres semanas de recibir acoso constante por parte de cierto grupo de héroes que parecían no tener nada mejor que hacer, mis sentidos se habían agudizado y mi paranoia había alcanzado niveles anteriormente desconocidos. Desafortunadamente el androide que flotaba ante mí no era aquel amistoso robot de piel roja a cuyas interacciones me había acostumbrado.

Sentí una punzada de aviso en la nuca y sin pensarlo demasiado me dejé caer de la cornisa en la que estaba sentado, directo al vacío.

Giré en el aire, a tiempo para ver un proyectil impactar con el techo del edificio, destruyendo el sitio donde segundos antes había estado sentado.

La onda expansiva llegó hasta mí, empujándome lejos del edificio.

El calor y el estruendo me mareaban, mientras el suelo y la tierra cambiaban lugares conforme giraba en el aire.

Desesperado por no saber a dónde iba, disparé una telaraña, rezándole a Thor que alcanzara algún edificio.

Luego de un par de segundos de pánico, la línea pegó, evitando mi caída, pero mi brazo produjo un espeluznante CRACK! producto del efecto látigo.

Cegado por el dolor, me concentré en el sentido arácnido para frenar mi avance en el momento adecuado y evitar romperme la cara contra la pared del edificio.

Finalmente posé los pies en la pared, agradeciendo la ausencia de movimiento y de un tirón me arranqué la máscara, en busca de aire.

Di un rápido vistazo a mi hombro y comprendí que me había dislocado el brazo, que ahora colgaba laxo a un costado de mi cuerpo.

Maldición, tendría que ocuparme de eso, la pelea apenas había empezado y yo ya estaba fuera de servicio.

Mirando hacia arriba pude ver los restos humeantes del bombardeo; afortunadamente, el calor parecía haber derretido el concreto, evitando que los escombros se precipitaran al suelo e hirieran a los civiles.

Solté un suspiro, agradeciendo al universo haber elegido un edificio de oficinas para descansar esa noche. A esta hora ya estaría vacío así que en general no debería haber víctimas.

Mientras contemplaba el humo subir en espiral hacia el cielo, distinguí una silueta humanoide flotando entre los escombros, iluminada por las llamas dejadas tras la explosión.

Mis sentidos comenzaron a zumbar cómo locos, advirtiéndome que era sólo cuestión de segundos antes de que esa cosa me detectara.

Bajé mi máscara hasta llegar a mi boca, hice un bollito con el borde y lo mordí con fuerza.

Si me iba a poner a pelear necesitaba los dos brazos.

Como pude, levanté el brazo lesionado en un ángulo de 90° y con el otro brazo lo sujeté. Tome un hondo respiro (por la nariz, mi boca estaba ocupada) y tire del brazo lesionado hacia mi pecho con fuerza.

DeslumbranteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora