Sr. Stark, Sr. Parker

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— Tony-

La mano que sujetaba el asa de la que sería mi octava taza de café de los últimos dos días, tembló al escuchar la voz de Steve.

— ¿Cuándo dormiste por última vez?- la suavidad de su tono no me paso inadvertida y pese al estrés que sentía me esforcé por no ser grosero, o sarcástico.

— Bueno, si juntas los periodos de abstracción, creo que puede llegar a unas tres horas y media- respondí, tomando un sorbo del brebaje dolorosamente amargo que acababa de servirme.

"Bueno, no muy sarcástico" pensé con cansancio.

— Tony, él está bien, Hellen lo dijo- solté un gruñido ante esas palabras; sí era muy consciente de lo que había dicho Cho — No creo que al chico le gustara despertar sólo para encontrarte medio muerto de cansancio- el tono de Steve era casi divertido, lo que me dio la pista de que probablemente tenia la apariencia de un zombie.

— Bueno, yo- empecé, pero me interrumpí al notar, con dos segundos de retraso, que Steve me había quitado la taza de las manos, posándola con suavidad junto a la cafetera — Disculpa Capi, ¿Qué estás haciendo?-

*

Por toda respuesta Steve sonrió, y antes de que Tony pudiera evitarlo, lo sujetó por la cintura, doblándolo sobre su hombro como uno de esos apestosos sacos de box que el soldado siempre cargaba.

Tony dejó salir un grito indignado al notar que, en efecto, no podía zafarse del agarre del otro y en lugar de patalear como un niñato, decidió concentrarse en no perder la conciencia, adormecido por el lento vaivén.

Luego de lo que pareció un siglo, el idiota de América al fin lo soltó, dejándolo sobre un sillón demasiado cómodo para los propósitos de su huelga de insomnio.

Mientras buscaba las palabras correctas para expresar su indignación, sus ojos vagaron por la habitación a la cual había sido arrastrado, hasta dar con una carita familiar que apenas asomaba entre las mullidas mantas.

El rostro de Peter, tan profundamente tranquilo como había lucido en los últimos tres días lo distrajo y sin quererlo se encontró completamente absorto en el hipnótico subir y bajar de su pecho.

*

— Me alegro de que lo encontraras Tony- la voz de Steve me sacó de mi ensimismamiento. Tras soltar un respingo, aparté la vista de Peter para fijarla en Steve, arqueando una ceja interrogativa.

El soldado esbozo una sonrisa amable, antes de voltear a ver al chico.

Decidí seguir viéndolo a él, pues si miraba a Peter volvería a perder el hilo de la conversación.

— Es un buen chico, un gran héroe. Creo que es la clase de persona perfecta para ti-

— Es único- gruñí, sin pensar mucho en lo que decía.

Él sólo asintió.

— Todos lo somos- respondió, imperturbable ante el pronunciado rodeo de mis ojos.

— En serio, tienes que dejar de grabar esas estúpidas frases motivacionales Capi, te está afectando- masculle, fingiendo una mueca de asco.

Steve soltó una suave risa.

— Realmente me alegro de que lo tengas, Tony-

Asentí ligeramente. Sí, yo también me alegraba de conocerlo, aunque pensando en todo lo que había pasado en nuestras vidas, casi sentía que, de una forma u otra nos habríamos encontrado...

— Espera, qué?- pregunté de súbito, interrumpiendo mi tren del pensamiento al analizar con más detenimiento el significado de sus palabras.

DeslumbranteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora