Creer.
Creer en la gente no está mal, confiar en las personas que conoces. Pero no hay que ser ingenuo. No todo lo que vemos es la verdad y no todo lo que nos dicen es cierto.Pero por mucho que queramos que sea cierto (así todo sería más fácil) no pasa siempre. Y a veces de tanto creernos lo que vemos nos perjudica.
La realidad está maquillada al igual que las caras de las influencers que ves todos los días en Instagram.
Cuántas veces te ha pasado que grabas la fiesta en la que estás como si te lo pasaras genial y en realidad no te lo has pasado muy bien. Seguro que alguna vez.
La gente enseña lo bonito, la parte guay del día, el momento aceptado como divertido. Hasta tú seguramente lo hagas.Lo ves y empiezas a pensar que tu vida no vale para nada. Que no tienes tantos amigos, que tus aficiones son un rollo comparado con los planazos del resto. Que la amiga de tu amiga tiene un novio perfecto que nunca tendrás. Y así un largo etc.
Otro ejemplo. Lees una noticia de cierta ideología política y empiezas a odiar al otro partido.
Para esa mente imaginativa. Estás cabreada con lo que ves y con lo que es.
En el primer caso ni te has planteado pensar que esa persona es imperfecta. Piensas que su vida es perfecta y la tuya es asquerosa.
En el segundo caso, no te has parado a contrastar con otras opiniones sabiendo que cada uno dice lo que cierto grupo de personas quiere oir para ganar votos.
No te creas todo lo que ves, sé crítico, no prejuzgues a las personas y a las situaciones. Se más que eso.
Conoce la situación, conoce a la persona y por supuesto conócete a ti mismo.
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Mi filosofía básica.
NonfiksiTe presento el fascinante, extraño, divertido y caótico mundo de mi cabeza. Aquí dejo mis experiencias y mis aprendizajes. Son solo mis granitos de arena ante las dificultades y lo bonito que tiene esta vida. Todo son opiniones, no es la verdad, no...