𝓒𝓲𝓷𝓬𝓸

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Al otro día

Cuando los niños se despertaron estuvieron muy emocionados al ver a mis amigos aquí, de hecho, los consideraban tíos, y ellos los llevaron a la escuela mientras yo me quedaba en la casa practicando un poco de yoga, minutos después de que terminé mi rutina escuché que abrieron la puerta.

—¡Dua! ¡Jack!—dije bajando las escaleras.

—¡Elle!—vi a Chris cerrando la puerta. Fui corriendo hasta él.

—¡Hola!—lo abracé.

Hace un mes y medio que no lo veía y me alegraba estar de nuevo junto a él.

—¿Cómo has estado, cariño?—preguntó después de darme un beso en los labios.

—Muy bien, ¿qué tal tú?—contesté con una sonrisa.

—Increíble. Ya quiero ver a los pequeños—dijo con entusiasmo.

—Ellos también están emocionados por verte.

Seguimos hablando un poco, describió todos los detalles de su viaje de trabajo y también me sorprendió diciendo que se quedaría dos semanas más, entonces le di la noticia tan esperada y él se puso muy contento por mi, por lo tanto, su plan de su estancia se modificó para que se quedara hasta que yo me fuera a Londres. Unos minutos después llegaron Dua y Jack quienes saludaron a Chris mientras yo iba a tomar un baño. En cuanto terminé de arreglarme, mis amigos no estaban porque se habían ido a visitar a mis papás por lo que Chris y yo desayunamos juntos.

—Cuéntame un poco más sobre la película—dijo lavando los platos sucios.

—Ayer llegó el sobre a la casa de mis papás y lo abrí junto a mi mamá. Venía toda la información para la película, después hablé con James y me dijo lo del vuelo a Londres pero no sé cuanto tiempo tardarán las grabaciones—le conté emocionada—aunque es difícil, ¿sabes?—hice una mueca mientras secaba los vasos y los acomodaba en su lugar en la alacena.

—Cariño, es tú trabajo y es algo que amas. No puedes seguir encerrada aquí, debes seguir buscando oportunidades aunque sea lejos. Yo sé que es difícil por los niños pero sé que vas a encontrar la manera de ajustar tus tiempos—aconsejó en un tono suave y acogedor. Tenía razón, sólo necesitaba escucharlo de otra persona.

—Gracias, Chris—le di un beso en la mejilla.

—No hay de que, Elle—sonrió terminando de lavar el último plato.

Hablé con él acerca de que los niños decidieron quedarse con Shawn mientras yo estaba en Londres, y su reacción no fue la mejor pero tampoco lo demostró con palabras. A Chris no le agradada mucho Shawn por las mismas razones que yo, aunque en diferente perspectiva.

—¿Estás segura?—preguntó tenso.

—No, pero tampoco puedo obligarlos a estar con alguien que los incomode, y mucho menos puedo llevarlos conmigo

—¿Has pensando en dejarlos con otra persona que no sea él?

—¿Tú crees que no?—dije irónica—claro que pensé en todos pero sé sus ocupaciones, la única opción confiable es él.

—¿Qué hay de Camila?—cruzó los brazos. Entendía su desacuerdo pero me estaba frustrando.

—La detesto pero es la pareja de Shawn y la debo respetar, al igual que ella a mis hijos y viceversa.

—No te sientes segura de esto, ¿verdad?—se acercó y yo negué.

—Nunca había estado tan lejos y tampoco por tanto tiempo—lo abracé—Shawn jamás los ha cuidado y me da miedo que haga algo malo con ellos, como decirles algo fatal sobre mi o preferir a Camila antes que a sus hijos, como lo hizo en un inicio

—Amor, no va a pasar nada de eso—acarició mi cabello—aunque no esté convencido de que los niños se queden con Shawn, yo sé que es su decisión y tal vez lo mejor.

—Si, claro—me separé de él—gracias—le di un pequeño beso.

—Te amo—sonreímos.

Subimos al auto de Chris quien condujo hasta la escuela de los niños mientras yo atendía una llamada de Dua diciendo que ya estaban en la casa. Posteriormente entramos a las instalaciones y cuando mis hijos vieron a Chris corrieron hacia él con gran emoción por verlo luego de un buen tiempo. De regreso, pensamos que sería una buena idea ir a McDonald's, así que sólo pasamos a recoger a Dua y a Jack para dirigirnos al restaurante. Y mientras los niños estaban en los juegos junto a mis amigos cuidándolos, Chris y yo nos quedamos solos.

—Creo que ha llegado el momento de darte la sorpresa—habló él terminando de darle un trago a su refresco.

—¡Que emoción!—chillé haciéndolo reír—dime ya.

—Escucha. Sé que compraste una casa para los niños y tú, te lo tengo que aplaudir porque es de admirar—sonreí—y también sé que te irás a Londres en poco tiempo, pero te prometo que yo esperaré a que vuelvas y todo se establezca—lo miré confusa.

—¿Qué sucede, amor?—tomé su mano por encima de la mesa.

—¿Quisieras vivir conmigo?—dijo luego de dar un buen respiro. Estaba sorprendida y mi rostro lo demostraba—a Los Ángeles, con Madi y Dean, hay muchas escuelas buenas ahí y creo que un cambio de aire no vendría mal, ¿qué dices?—sonrió encantando.

𝓝𝓾𝓮𝓼𝓽𝓻𝓪 𝓱𝓲𝓼𝓽𝓸𝓻𝓲𝓪 ・*:.˛ ˚𝗦𝗠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora