𝓣𝓻𝓮𝓲𝓷𝓽𝓪 𝔂 𝓬𝓾𝓪𝓽𝓻𝓸

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—Me alegro de que te sientas mejor—sonrió sentándose en una silla a lado de la camilla.

Anteriormente, cuando todo sobre nuestra separación era reciente, ambos no hablábamos y cuando tuvimos que hacerlo, era como si fuéramos desconocidos y nada de lo que habíamos vivido antes si quiera había importado. Pero ahora, hemos estado en continua comunicación y cada quien ha ido adquiriendo confianza en el otro. He notado que la sigo queriendo y que seguramente nunca dejé de hacerlo, tal vez ella sienta lo mismo y no me voy a cansar hasta saberlo. Necesito recuperarla.

—¿Cuánto tiempo llevas aquí?

—Unas horas después del accidente—contestó y me sorprendí—me llamaron muchas veces.

—Gracias por venir, no lo esperaba—confesé.

—No agradezcas—negó—me preocupe y estaba nerviosa por tu estado de salud—mordió su labio inferior mostrando la ansiedad que le había causado el suceso. Se veía tierna.

—¿Por qué te preocupaste por mi?—le pregunté y ella me miró confundida.

No quería hacer de menos su acción, pero sabía que todo había sido muy rápido, su cambio de actitud hacia mi. Eso me hacía dudar.

—Tenía...—se interrumpió ella misma mirando a otro lado de la habitación—tenía miedo a perderte—soltó rápidamente.

Ella tenía miedo a perderme. Se angustia por mi y eso me hace aferrarme más a ella. Yo tampoco quería perderla de ninguna forma.

—Aaamm...—me quedé sin nada para contestarle. ¡Maldición, Shawn!

—No tienes que decir nada.

La miré en silencio mientras trataba de poner mis ideas en orden. Ella seguía manteniéndose hermosa a pesar de que era más que obvio que no había dormido por mucho tiempo. Sigue siendo la Danielle de la que me enamoré.

—Si tengo.

Narra Danielle

—Si piensas que me incomodo lo que dijiste, no es cierto—me tranquilizó—fue un gesto lindo que te hayas preocupado por mi, aunque el que lo dijeras fue inesperado.

—Tal vez no debí de haber sido tan directa—lo miré cómplice y reímos por debajo—no sabría cómo decirle a los niños, pero lo bueno es que estás bien, sano, estás aquí y...

—Y contigo.

Lo observé, y él a mi. Una mariposa pude sentir en mi estómago, una linda y gran mariposa. No eran muchas, solo era una que no significaba nada, no podía hacerlo en este momento.

—Elle.

—Dime.

—Quiero que me quieras como yo a ti—volví a la realidad y lo miré extrañada.

—¿A qué te refieres?

—Te quiero a mi lado, Dani—pensaba que a lo mejor me había desmayado y estaba soñando, pero no, ¡maldita realidad!

Si conocía bien a Shawn, podía decir que estaba siendo totalmente sincero y no se encontraba jugando o tal vez...

—Te pusieron mucha anestesia, debes de estar delirando—me levanté del lugar tratando de lucir divertida y no nerviosa por sus anteriores confesiones.

—Hoy no me han puesto nada, solamente suero—lo miré con una ceja alzada y él se acomodó en la cama para observarme mejor.

—Shawn, aunque fuera real lo que estás diciendo, tú tienes algo con Camila y yo con Christian.

𝓝𝓾𝓮𝓼𝓽𝓻𝓪 𝓱𝓲𝓼𝓽𝓸𝓻𝓲𝓪 ・*:.˛ ˚𝗦𝗠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora